lunes, 15 de junio de 2015

Hablando de tríos...

Los tríos siempre han estado presentes en nuestra vida cotidiana (y no precisamente los sexuales) pero desde hace unos años con el crecimiento de las redes sociales se han vuelto cada vez más populares:

Está el trío que todos aman: viernes, sábado y domingo; el que tiene a un intruso arruinando los sueños: cama, tú y despertador; el borracho: bebida alcohólica, vasos y hielos; el mañanero: café, agua y azúcar; el de la discordia: esposo, esposa y amante; el tragón: hamburguesa, papas y refresco; el vacacionista: sol, arena y mar; el aventurero: persona, montaña y equipo de escalar, el remedio de corazones rotos: helado, películas y kleenex; el jugador: persona, cartas y apuestas; el pambolero: partido, cervezas y amigos; el escrito: imaginación, cuento y computadora, el familiar: padres, hijos y perro; entre otros.

Pero existe uno que se ha vuelto de mis favoritos y se encuentra muy presente en mi vida y relaciones personales: cerebro, corazón y orgullo….

Si navegamos en internet encontraremos cientos de imágenes como esta:


Lo que me llevó  una divertida teoría que creo que se aplica perfectamente en mí y es posible que algunos de ustedes también se sientan identificados:

Dicen por ahí que cuando conoces a una persona el corazón y el cerebro comienzan una interminable lucha entre lo que uno siente y el otro piensa, el corazón se deja llevar por el momento, es manipulado por las mariposas y vibraciones en el interior de su persona, mientras que el cerebro recurre a las experiencias pasadas, analiza los pros y contras, con el propósito de evitar un derramamiento de lágrimas innecesarias; pero como bien sabemos el corazón casi siempre gana en la primera batalla, corre a los brazos del desconocido y se entrega por completo sin importar los gritos de advertencia del cerebro, quien al final acaba diciéndole “Te lo dije” cuando este llega herido y maltrecho.

Por esa razón se unió a ese par tan singular un nuevo miembro, que cansado de ver sufrir al corazón y al cerebro reprenderlo una y otra vez por ser tan ingenuo, decidió intervenir, sabe que el cerebro tiene razón la mayor parte del tiempo, no por nada avanza con cautela, paso a paso, pero también entiende los arranques de locura en el corazón y sus ganas de ser amado; el orgullo es como la tía metiche que es cómplice de las travesuras del corazón y para evitar que este vuelva herido y sea regañado por el cerebro, se interpone entre él y el nuevo amorío, de ese modo el que recibe la bala es el orgullo.

¿Les ha pasado que se pelean con su novio, galán, prospecto o lo que sea, se van molestos a su casa, y sienten algo extraño entre su estómago y su corazón? Es una sensación diferente a la tristeza y el coraje, en ese momento el orgullo acaba de recibir un primer golpe, después de horas o quizá días, se reconcilian con dicha persona y vuelven otra vez a sus brazos (impulso causado por el corazón), pero cuando lo ven hay una vibración en su interior similar a la anterior, en ese momento el orgullo es golpeado nuevamente, y cuando viene otra pelea o decepción al pobre orgullo ya comienzan a notársele las heridas, y ese proceso pasa una y otra vez hasta que se encuentra más que pisoteado, si por azares del destino dejan de ver a su pareja, pero no están tristes y únicamente sienten la extraña vibración, es porque su corazón está a salvo, dispuesto a aventurarse una vez más cuando las mariposas papaloteen, aunque quizá no lo hagan por un tiempo debido a que el orgullo está en recuperación mientras es reprendido por el cerebro.   

Escrito por: Sue FC 

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