jueves, 1 de octubre de 2015

Un mundo raro

Los últimos días mis ojitos han estado más atentos ante el mundo en el que vivo, que posiblemente siempre ha sido así desde que nací pero no había prestado la suficiente atención y ¿saben algo? Vivo en un mundo raro, pero no como el que describe José Alfredo Jiménez donde no sabe de dolor que triunfe sobre el amor, yo vivo en un mundo que está completamente de cabeza…

Vivo en un mundo en el que el peatón le cede el paso a los automóviles, ellos esperan “pacientemente” a que no venga otro conductor que deba pasar y entonces cruza la calle o avenida, no importa si es un paso peatonal o si el semáforo está en rojo, el conductor aparentemente tiene preferencia, pero de vez en cuando el peatón tiene suerte y se topa con algún automovilista decente que sabe que no es así y le permite pasar primero.

Donde el carril de alta velocidad y para revasar es el derecho, porque los NECI (ver artículo sobre ellos) no ceden ni tantito, su argumento es que la velocidad permitida es “equis”  (a la que ellos vayan), y claro tienen un punto a su favor pero ¿por qué no ir a la velocidad que quieran en el carril derecho?

Un mundo en el que los policías de tránsito más que ayudar a que haya  flujo vehicular, estorban, manipulan los semáforos como creen conveniente sin mirar más allá de sus narices, y para colmo en las nuevas reglas de tránsito está prohibido que te metas con ellos, pero eso si cuando hay caos porque un semáforo no sirve ellos son los últimos en enterarse y por ende ayudar, primero llegan los limpiaparabrisas a dirigir el tránsito que ellos.

Vivo en un mundo donde “todos somos la víctima” pero no sabemos realmente la historia completa ni vemos la otra cara de la moneda, o donde nos indignamos por algún acontecimiento injusto pero no hacemos más que grabar con el celular y subir un video a las redes sociales donde seguramente quien lo vea estará igual de indignado pero no hará nada al respecto salvo darle like al video.

Que se rige por el código de vestimenta, en el que mientras más cara la envoltura más respetado eres, mejor te tratan y hasta preferencias tienes; que se fija más en cómo te ves que como eres, le resta importancia al talento pero le aumenta en la cartera y el apellido que representas, donde las palancas tienen más peso que los estudios y el conocimiento o las ganas por aprender y crecer.

Un mundo en el que la comida contiene un montón de químicos y un jabón tiene avena, miel y vitaminas; donde se abren cientos de restaurantes de comida rápida pero pocos (si no es que ninguno) ofrece algo balanceado y nutritivo, por algo los índices de obesidad no dejan de crecer, pero cuando ponen una reforma que regule la venta de comida chatarra en las escuelas la gente hace marchas como si hubieran matado a Chester Chetos.

Vivo en un mundo en el que está mal que las personas homosexuales demuestren su amor en público, se casen o adopten, pero nadie dice nada ante un padre alcohólico y golpeador o una madre desobligada y ausente, porque al menos así los niños tienen figuras familiares “normales”.

Donde se presume la adquisición del último gadget a un nuevo libro, admiran más las cientos de tonterías que tiene tu nuevo juguete que lo que tienes en la cabeza; se maravillan con una nueva película sin saber que 10 años antes existió un libro en el que se inventó la historia la cual es mucho más rica en contenido y descripciones pero la imaginación de muchos no da para más.

Un mundo en el que puedes olvidarte hasta del cumpleaños de tu mamá pero no del celular porque ese aparatito tiene tu vida entera; las horas familiares están siendo diezmadas por miles de nuevos inventos que en lugar de acercar unos a otros lo alejan más y más; la gente cada vez tiene más comodidades que le facilitan la vida y lo vuelven más inútil.

Vivo en un mundo donde ya nadie juega bajo la lluvia ni hace barquitos de papel y los libera en un “mini río” que se hizo calle abajo, ahora uno corre aterrado como si fuera ácido lo que cayera del cielo; donde las áreas verdes están siendo eliminadas para darle paso a un nuevo centro comercial que todos esperan con ansias porque seguramente ahora tendrán un Starbucks más cerca de su hogar.

Definitivamente vivo en un mundo que está de cabeza, pero les diré un secreto … he aprendido a pararme de manos



Escrito por: Sue FC

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