martes, 29 de septiembre de 2015

DISERTACIONES: PALABRAS MÁGICAS

Desde muy pequeños se les enseñan a los niños dos palabras mágicas que no deben olvidar en toda su vida “por favor” y “gracias”, que esencialmente sirven para verse “educados” y son socialmente esperadas por los ojos escrutadores de los miembros de la comunidad para categorizar a los menores que hacen sus “pininos” en la convivencia y pueden llegar a ser considerados “mal educados” o “encantadores”.

Pero a lo largo del tiempo uno se da cuenta que hay muchas más palabras que tienen un poder mágico, y no estoy hablando de aquellas que te abren todas las puertas (jale y empuje), sino de las que pueden brindar desde alivio hasta esperanza.

Recientemente me encontraba a la mitad de una noche caótica en el tráfico de la ciudad de México, con una lluvia tormentosa y las consecuencias que esta trae en el ánimo y capacidad de los conductores, que al parecer paraliza la psicomotricidad, elimina la prudencia y la lógica y saca al animal que todos llevamos dentro..

Después de luchar por más de dos horas con las condiciones climatológicas, físicas de las arterias viales y la impertinencia de los conductores, que en algún momento que no me di cuenta se volvió un “todos contra todos”, arribé a la segunda entrada del bendito “segundo piso” en espera de circular de manera medianamente fluida y de pronto “ZAZ”, algo pasa que el agua además arruina los lectores de TAG y el  marcador indica “invalido” al pase a la felicidad… y la santa pluma no se levanta.

Por supuesto la poca esperanza que tenía de un pequeño tramo de circulación fluida se desvaneció y en mi interior se despertó el monstruo que llevó dentro, y para colmo los sujetos que se encuentran checando los equipos son más sordos que una piedra, avancé lentamente hacia mi destino (reincorporarme a la jungla de asfalto) cuando una voz angelical me dijo “¿qué pasó?, ¿le ayudo?”…

Era uno de los pocos empleados humanizados y serviciales que cumplen con su labor… rápidamente le conté mi desgracia, tras checar que sí contaba con el pase mágico, levantó la pluma y me dejó pasar… de no ser porque había una cola detrás de mí de chorro mil coches, seguramente me hubiera bajado a jurarle amor eterno y proponerle matrimonio.

Quizá si el caballero andante no hubiera podido hacer nada por mí de igual forma le hubiera quedado eternamente agradecida por su buena disposición y la restante hora del camino valoré lo importante que son algunas palabra como por ejemplo “te ayudo”… ¿y me pregunté en que momento nos volvemos tan deshumanizados que nos dejaron de importar las demás personas?




Escrito por: Lu Co

No hay comentarios:

Publicar un comentario