jueves, 29 de octubre de 2015

Dramáticas incomprendidas

La semana pasada una de mis mejores amigas me pidió un aventón a Santa Fe porque tenía una entrevista de trabajo, sin dudar le dije que sí. Así pues al día siguiente que me pidió el favor nos vimos afuera de mi casa y nos pusimos en marcha, recordé los días de preparatoria en que justamente platicábamos de mil y un tonterías mientras llegábamos a la escuela.

Durante ese trayecto mi amiga me platicaba de unos problemas que tenía con su novio, el problema principal es que ella le contaba cosas y él no les prestaba la atención ni importancia deseada por parte de mi amiga entonces ella le dijo: “si te vale lo que digo mejor dímelo” y él como blanca palomita cayó y respondió “la verdad sí, no me importan los detalles ve directo al punto”.  Grave error el que cometió desde el punto de vista de mi amiga porque desató a su demonio interno quien sin pensarlo dos veces le dijo “entonces te vale lo que te cuento…”

La verdad es que cuando mi amiga acabó de contarme no pude contener las carcajadas y cuando me preguntó de qué me reía, con toda la honestidad que poseo le dije “¿para qué le preguntas? Y peor aún ¿por qué te enojas si tú le pediste que te lo dijera”

Esa misma plática me recordó a un monologo de Franco Escamilla que se llama “Tres neuronas” (si no lo han visto se los recomiendo). Básicamente habla sobre lo que pasa por la cabeza de los hombres y de las mujeres en una discusión, y déjenme decirles a todos los lectores masculinos que entiendo porque creen que somos complicadas, pero la verdad es que nos falta coherencia al hablar porque no tenemos conectada la razón al corazón, pero principalmente porque nos encanta el drama.


Mientras una discusión se lleva a cabo con nuestra pareja nosotras estamos imaginando una escena de película en la que todo va a terminar en besos, abrazos y detalles, juramos que cuando demos media vuelta, él nos detendrá y nos dará un beso; que si estamos peleados, él mandará un enorme ramo de rosas a la oficina; que al llegar a casa nos esperará con una cena romántica. Pero cuando el resultado después de una pelea o discusión no es el que imaginamos el “pancho” que ya hicimos duplica su tamaño y ahora imaginamos cientos de razones por las que no resultó, entre las más populares pueden estar los típicos “ya no me quiere” o “seguro ya tiene otra”.

Mujeres, no se pasen, les juró que no son adivinos, si les dices que te digan la verdad y por dentro piensas “más vale que me digas que te importo”,  no se enojen con ellos cuando respondan honestamente a lo que preguntaste y no a lo que pensaste, aunque no lo crean no leen la mente, es mejor que les digas “si no te importa, al menos finge que sí, porque quiero sentirme escuchada” , les ahorrarían cientos de problemas. O con el clásico:
- ¿Qué tienes?
- Nada
Si no es cierto no digan eso, si se enojaron porque no les abrió la puerta del coche, díganselo, les juro que lo último que quieren es molestarlas, por el contrario estoy convencida que evitarían repetir algo que ya las hizo enojar previamente.

Hombres, si quieren ahorrarse esas escenas vean cualquier película chick flick y ahí tienen cientos de trucos y secretos, claro que lo más probable es que cuando la detengan después de una pelea ella les grite y les diga que la dejen y demás, NO CAIGAN, el drama sólo se está haciendo más grande, los está probando a ver que tanto la quieren, denle un beso y no dejen que siga discutiendo, y aunque aparentemente ella sigue peleando, por dentro está brincando de felicidad, se siente la mujer más afortunada y amada sobre la faz de la tierra.


Escrito por: Sue FC

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