martes, 19 de mayo de 2015

Disertaciones: Flor y canto en el siglo XXI, la importancia discursiva

La palabra es un sonido emitido por un ser humano con el fin de comunicarse con el resto de las personas, estas construyen idiomas que son todo un sistema de comunicación de acuerdo a las características geográfico-culturales de una comunidad.

En el México prehispánico el uso de la palabra era de vital importancia, y existía toda una clase social dedicada a realizar composiciones que describían a través del denominado “flor y canto” la cosmogonía y emociones de las personas a base de poesía, arte y símbolos. Me pregunto ¿qué pensaría Nezahualcóyotl si escuchará a la mayoría de las personas del siglo XXI en México cuando se comunican a través de la palabra? ¿Entendería algo?


Personalmente soy fan del buen uso del lenguaje y considero que es tan amplio y rico, que existe una palabra para definir exactamente lo que queremos decir y la buena combinación de frases nos permite comunicar de manera eficiente nuestro pensar y sentir. Sin embargo, en ocasiones he tenido la mala fortuna de escuchar conversaciones, en su mayoría entre personas jóvenes, que son una mezcla de tres verbos, tres sustantivos y dos adjetivos calificativos, y para colmo el 90% de ellas resaltan características negativas.

Desde que mis hijos tuvieron ojos, les acerqué cuanto material literario pude de acuerdo a su edad con el fin de que alimentarán su vocabulario, pero un buen día,  en su proceso de socialización escolar, escucharon palabras que no manejaban y por supuesto desconocían el concepto al que se referían.

Mis dos pequeños se sentaron a comer con una duda que les atormentaba el alma, ¿qué significaba “pendejo”? El sonido de la palabra inundó el comedor y yo me llené de curiosidad y molestia, lo primero era saber en qué contexto había sido usada y por quien. Una vez precisado el momento, les expliqué que se refería a personas poco hábiles y quizá un poco torpes, pero que su acepción era muy amplia y había quienes la usaban hasta para autodenominarse.

Muchas veces a la semana mis pequeños llegaban con algunas dudas similares, las cuales aclaraba lo mejor que podía y les pedía que no hiciera uso de ellas, porque además de ser tan ambiguas, eran ofensivas y faltaban al respeto a las personas a quienes se les decían.

Por supuesto, mis pequeños, como todos los seres humanos, tenían momentos de enojo y osadía y en más de una ocasión insultaron al otro con su nuevo glosario. Pero un día tuvieron la mala fortuna de ser escuchados por mí, que había tomado cursos de iniciación para ejecutor de la Santa Inquisición, y sin más tomé la fibra de tallar los platos y les lavé la boca con jabón.

¿El resultado? Definitivamente es una anécdota que ninguno de los dos olvidará, a uno de ellos lo determinó, suprimió su uso de manera definitiva y dicho sea de paso, se dedicó a cultivar la palabra. Y el otro se abstiene de decirlas en mi presencia. Con el tiempo surgió otra duda, ¿cuáles palabras eran groserías y cuáles no? Para mí es muy fácil diferenciarlo, basta con evitar las palabras que faltan al respeto, pero a ellos le di una medida mucho más clara, “no uses palabras que no le puedas decir a tu mamá”.

Creo que vale mucho la pena cultivar nuestro vocabulario y la mejor manera de hacerlo es leyendo, inundando nuestra alma de sonidos que tienen un concepto cuya intención es más que la ofensa. Por favor no limiten su vocabulario a usar chingar y todas sus variedades como verbo, sustantivo y adjetivo calificativo.

Exclamó la princesa: @$)#%&/!?( .... (No te ves bonita)

Escrito por: Lu Co

No hay comentarios:

Publicar un comentario