lunes, 10 de julio de 2017

Con el corazón en la cabeza

El sábado pasado tomé la mala decisión de salir con unos amigos pese a la insistencia de mi mamá de que me quedara en casa porque no estaba en mis mejores condiciones …

Después de todos los inconvenientes que tuvimos que pasar para llegar a nuestro destino final, mi noche terminó como en muchas ocasiones lo hace, volví sola a casa en Uber a la 1:30 am porque uno de ellos no quería regresarse.

En el trayecto a mi casa me puse a pensar sobre las amistades que habitan en mi vida y si realmente puedo considerarlas como tal, pese a que en ese momento debo admitir que me sentí molesta y decepcionada, sabía que la única persona culpable de mi mala noche era yo, no mi amigo que quería quedarse con la esperanza de entablar una conversación con alguna mujer, tampoco de mi mejor amigo que prefirió tampoco volver a su casa argumentando que el otro se enojaría, si quería culpar a alguien sólo podía ser a mi misma por confiar en otras personas y querer salir a como diera lugar.

Si bien me criaron bajo el concepto de actuar con el corazón en la mano y estar siempre dispuesta a ayudar a alguien especialmente si por ese alguien siento algún cariño, no puedo esperar que los otros actúen de la misma manera, pese a que el león crea que todos son de su condición, la realidad es que pocas personas estarán ahí para ti, especialmente si lo que tú requieres se antepone a sus intereses.

Recordé todas esas veces en que algún ser querido me ha llamado diciendo que me necesita e inmediatamente parto en su ayuda sin importar que este ocupada, acompañada o con algo mejor que hacer, voy a su encuentro para ayudarlo, escucharlo, permitirle que se desahogue o lo que necesite, pero cuando yo me he encontrado en alguna situación incómoda en que requiero ayuda, con las únicas personas que he podido contar son con mi mamá o mi hermano.

No les mentiré, en algunas ocasiones he pensado en ser más selectiva con aquellas personas que dejo entrar en mi vida, pero como les dije anteriormente no puedo evitar actuar con el corazón en la mano, confiar en la gente por la que siento algún tipo de cariño y creo que ellas sienten algo por mi.

Probablemente debería ser más independiente y no dejar que mi destino caiga en manos ajenas, o quizá olvidarme de mi vida social y quedarme en casa o mejor aún escuchar a mi mamá cuando me dice que no debo de salir, después de todo las mamás tienen ese sexto sentido que pocas veces escuchamos y para nuestra mala suerte siempre tienen la razón.


Escrito por: Sue FC

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1 comentario:

  1. justamente hoy leía eso de que no debemos darle el poder a la gente para que en base a lo que ellos digan, nos sintamos mejor o peor.
    A mí me pasa lo mismo.

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