lunes, 17 de julio de 2017

Callos en el corazón

Hace algún tiempo salí con un amigo, entre plática y sorbos de café salió el tema de nuestra vida amorosa y las expectativas que cada uno tenía de la misma para el futuro, después de que él me contó sobre sus frustraciones pasadas y gratos recuerdos, me sorprendí a mi misma al no tener más planes.

Como les he platicado en artículos anteriores, siempre me consideré a mi misma como alguien que tenía su vida perfectamente calendarizada, desde los estudios hasta la planeación familiar y el romance, pero después de tantos tropezones caí en cuenta que no sólo había acabado con las rodillas adoloridas, sino que también se había formado un callo en mi corazón.

Pensé en mis últimos pretendientes, así como en la disminución de los efectos de las flechas de cupido tales como la emoción de verlos, escribirles, extrañarlos cuando no están conmigo, las mariposas en el estómago, etc. Pero sobre todo en el tiempo que les permito formar parte de mi vida, el cuál cada vez es menor al del anterior.

Honestamente, no sé si se relaciona con el hecho de que he estado soltera por mucho tiempo y eso me convierte en una persona difícil de enamorar, si me he acostumbrado tanto a estar sola, ser independiente y auto-suficiente que mis aspirantes a príncipes azules requieren de algo extraordinario para convencerme de que los necesito en mi vida o simplemente mi corazón generó un antídoto contra los efectos del romance, de  ahí mi teoría sobre los callos en el corazón.

Así como les suele suceder a los escritores y músicos, que se les forman callos en  las manos después de años de práctica para perfeccionar su talento o simplemente realizar su actividad predilecta, a mi me ocurrió con mi órgano vital …

Quizá lo tuve escondido mucho tiempo y olvidó cómo querer, tal vez lo he forzado muchas veces a enamorarse de la gente equivocada o simplemente ambos nos cansamos de esperar, planear, confiar y creer que hemos encontrado al indicado, probablemente esta última sea la más acertada.

He practicado tanto el querer que mi pequeño corazón creó un callo que funciona como armadura, repele las promesas como el raid a las cucarachas y mantiene las emociones prisioneras como un dragón custodiando a una princesa. Se cansó de querer y entregarse, por lo que decidió hibernar como oso en invierno.

Si a ustedes les ocurre algo similar, sólo puedo decirles que no se preocupen, cuando menos lo esperen, el corazón volverá a latir por alguien que valga la pena ….



Escrito por: Sue FC

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