lunes, 30 de octubre de 2017

El primer paso

Hace no mucho tiempo en mis ratos de ocio en Facebook, un viejo amigo posteo la siguiente pregunta “¿Por qué las mujeres no dan el primer paso?” entre las muchas respuestas que recibió por parte de sus conocidas, una que otra dijo que ellas si lo hacían, pero, hubo una en particular en la que varias coincidieron: “Porque nos llaman zorras”.

Siendo sincera, cuando leí la pregunta, esa respuesta fue la primera que vino a mi mente,  cosa que me dejo pensativa y un tanto molesta por esos malditos roles que datan de la época de las cavernas, donde a alguien no muy brillante (si me lo preguntan), dijo que el hombre tiene que dar el primer paso, ser quien tenga la iniciativa e invite a salir. Y la mujer por su parte se quede sentada a esperar como princesa en castillo, de lo contrario es tachada de fácil, zorra o cualquier otro horrendo adjetivo calificativo que se le parezca.

Durante mis primeros años en la incursión al romance, fui una ingenua y firme creyente de todas las enseñanzas de las películas Hollywoodenses para “tener” al hombre de mis sueños o en todo caso no salir lastimada, puse en práctica los consejos de las protagonistas tales como: hacerme la difícil, no llamarlo aunque muriera por hacerlo, creer que todos son iguales, tratarlos mal y ni hablar de acostarme con ellos porque eso es lo único que les interesaba y después me botarían.

Sin embargo a base de tropiezos, corazones rotos y un sin número de decepciones amorosas, descubrí que todos esos consejos con resultado de felices para siempre sólo funcionan en las películas.

Con ese descubrimiento en mente decidí olvidarme de todas esas tonterías y hacer lo que me diera la gana, es decir, si quería verlo lo invitaba a salir, en la primera cita si moría por darle un beso se lo daba, si quería saber de él o simplemente lo extrañaba le escribía, y así sucesivamente, me prometí a mi misma que no me quedaría con ganas de haber hecho algo que lamentaría después.

¿Con eso evité desilusiones y tener el corazón roto? No, y aunque si disminuyeron (un poco), tengo perfectamente claro que el resultar herida es inevitable, así es el juego de amor, puedes no llamarlo y esperar pacientemente a que tu príncipe azul venga al rescate o bien salir del castillo y tener iniciativa propia.

Si hay algo de verdad en eso del “amor verdadero” o la “media naranja”, estoy segura que esa persona te amará sin importar cuan difícil seas, quizá incluso te sorprenda todo lo que puedes lograr con sólo dar el primer paso.


Escrito por: Sue FC

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