miércoles, 22 de marzo de 2017

DISERTACIONES: OLAS QUE CAMBIAN LA VIDA

Al igual que muchos, tengo un gran respeto y admiración por el mar, desde la primera vez que lo vi me pregunté ¿Cómo carambas se encharcó tanta agua? Por supuesto nací como todos con un afán irresponsablemente explorador, por lo que inicié mi primer contacto con él sin mayor precaución que un par de "flotis" en los brazos.

Su sabor era fuerte, su textura me parecía incómoda pero tenía olor a vida, hecho que comprobé cuando materialmente sin decir agua va me agitó todida, al primer descuido, hizo de las suyas, mi vista se nubló y un paisaje surrealista pasó frente a mis ojos, el blanco, amarillo y azul verdoso inundaron mi visión. Mi cerebro se agitó y cuando por fin pude recobrar el control me encontraba casi sobre la costera Miguel Alemán, con una parte de mi bikini de bolitas rojas enredado en el cuello como gargantilla y la otra impidiéndome mover los pies como grilletes.


Materialmente me habían dado mi primer REVOLCÓN… una vez que recobré la dignidad acomodándome el traje de baño en su lugar, tenía un sentimiento de alivio porque al menos había sobrevivido pero… empezó el reto.  Con el tiempo nos hicimos amigos, pasé horas y horas aprendiendo a deslizarme sin que pudiera sorprenderme y materialmente, me sentí como pez en el agua.

Con el paso de los años lo he visitado en innumerable ocasiones y se lo presenté a mi hija cuando embarazada tomé una lección de surfeo submarino, nuevamente tomó ventaja y ambas quedamos sin la dignidad expuesta, pero sí víctimas de la fuerza de sus brazos inmisericordes. No obstante, que en muchos de nuestros encuentros yo salía con raspaduras de segundo grado;  con el tiempo descubrí que nada puede estremecer mi alma tanto como la majestuosidad de un atardecer en la playa…

Ya fuera del agua; he experimentado esa misma sensación agitada, de pronto un suceso me envuelve en la sorpresa, la serenidad se distrae y cuando por fin logró acomodarme el traje de baño algo cambió. La ola más grande de mi vida me definió para siempre…y aunque tiene nombre y ya ronda los 25 años, su llegada fue un zangoloteo absoluto, dejé de ser un YO para convertirme en un NOSOTRAS para siempre.

Hasta hoy no todas las sacudidas han sido tan definitorias, pero si han reorientado mi vida. Al igual que el mar, la existencia está plagada de movimiento, es evolución y permanente cambio. Justo hace algunos días, entre el sándwich de la mañana y la sopa de estrellitas de la tarde, mi diario discurrir en el tiempo y el espacio, se vio alterado de su ritmo armónico por la encarnación del amor ideal, ese que sólo Platón pudo concebir dentro de una caverna.

¿Pueden creerlo? Así como esa ola me sorprendió a los seis años, a los casi 50 estoy impactada, un poco asustada y absolutamente confundida por lo aplastante que es saber que SI EXISTES… y pensar que en algún momento dudé de mi capacidad para reconocerte entre tanta agua…


ESCRITO POR: LU CO

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