viernes, 29 de enero de 2016

DISERTACIONES: COSAS Y CASOS

El sábado por la noche, mientras y mi hija y yo estábamos en un torneo intenso de canasta, llegó mi pequeño que había ido a una “carne asada” a casa de uno de sus muchos amigos, en cuanto lo vi entrar, como buena madre, me dispuse a regañarlo por haber llegado tarde, aunque en realidad no pasaban de las 10 de la noche, sin embargo, mi intención se vio frustrada toda vez que mi chiquitín tenía una mirada extraña y expresión confusa.

Las ganas de reprenderlo se me fueron por completo y me invadió la preocupación. Minutos después se encontraba en su cuarto casi inconsciente sobre la cama y me resultó imposible hacerlo reaccionar, revisé que respirara normalmente y que sus reflejos respondieran y lo dejé dormir. Toda la noche estuve pensando en lo que le habría pasado, dispuesta a imponerle un castigo que fuera más allá de reflexionar sobre la virtud que le hace falta para enmendar su conducta.

A la mañana siguiente en cuanto abrí un ojo, corrí a su cuarto a ver si ya estaba despierto para que me diera una buena explicación sobre la sustancia que había ingerido para llegar en ese estado y además atreverse a manejar con los reflejos completamente extraviados. Su argumento me dejó sin palabras y aún angustiada: alguien le había dado de tomar algo que lo puso así, cuando empezó a sentirse mal sabiamente corrió al único lugar donde se sabe completamente seguro: su casa.

Entonces recordé todas las leyendas urbanas que he escuchado acerca de las substancias que algunas personas mal intencionadas les ponen en las bebidas a incautos como mi hijo con el fin de tomar ventaja de la situación.

Antes de dedicarme a la noble profesión que abracé, vivíamos en un pueblo de Tlaxcala, y en ocasiones durante las reuniones con amigas, comadres o vecinas me enteraba de las “cosas” que les pasaban a algunos conocidos o amigos del primo del vecino del jardinero de un señor que vive por la esquina de la cuñada de la mujer que vendía las verduras. Posteriormente y dedicada por completo a la seguridad pública, tuve la oportunidad de conocer verdaderos “casos” muy desafortunados de jóvenes que habían arruinado su vida por exceso de confianza.

No obstante la cantidad de información que tengo en la materia de cómo cuidar la integridad física previniendo situaciones de peligro, soy incapaz de evitar que mi hijos sean víctimas de gente mal intencionada. Por supuesto que les he dado todo tipo de advertencias y explicaciones, sin embargo, piensan que soy una mujer completamente paranoica, dramática, exagerada e intensa y que quiero tenerlos agarrados de mi falda (cosa que sería maravillosa).

Aun así, y necia como soy, cada que puedo les hago un par de docenas de recomendaciones que con mucho gusto comparto con ustedes, para que también piensen que soy más precavida que Chabelo, que ya ven que hasta a él le pasan cosas y lo sacan del aire después de casi 50 años de transmisiones:

- En la única persona que pueden confiar plenamente es en ustedes mismos, así que sean responsables para que esa autoconfianza sea válida.

- Cuando salgan con amigos, sin importar que el festejo sea en una casa, vigilen en todo momento el vaso en el que están tomando y por supuesto no acepten nada de alguien que no sea de su confianza. Y si están en un bar, pidan siempre que sirvan los tragos frente a ustedes.

- Nunca manejen borrachos, ni tampoco se suban a un vehículo cuyo conductor haya tomado bebidas alcohólicas porque están poniendo en riesgo su vida. Y para las mujeres en particular, si su novio, pareja, arrejunte o acomedido gusta de tomar cuando salen oblíguenlo a que las deje conducir o tomen un taxi, y si insiste en ser irresponsable, búsquense otro.

- Una leyenda urbana muy popular pero que yo particularmente nunca he conocido un caso en vivo, dice que hay substancias líquidas que al aspirarlas o tener contacto con ellas provocan confusión o inconciencia, así que por favor, nada de aceptar papelitos como muestras de aroma de un perfume, desodorantes, limpiadores ni nada que se les parezca. Es más no le reciban ningún papel a desconocidos.

- Si van caminando por la calle, siempre estén muy atentos de las personas que caminan tras de ustedes y si su instinto les alerta de algún peligro o les parecen sospechosos, párense y déjenlos pasar, o métanse a cualquier establecimiento comercial que encuentre y esperen uno minutos.

- Por ningún motivo se acerquen a menos de dos metros de un vehículo cuando les piden indicaciones, y si es de noche, ni se detengan y finjan que no escuchan.

- No se citen en un lugar privado con personas que hayan conocido en la red, en caso de que mueran de curiosidad, pídanle alguna referencia personal como el lugar donde trabaja, el teléfono de su casa o de algún familiar, etc. y verifiquen que la información se cierta.

- En caso de que viajen solos en el coche, eviten traer la ventanilla abierta a menos que mueran de calor, aunque siempre tienen la opción del aire acondicionado… pero jamás lo hagan por la noche o si están circulando por un lugar solitario, en tanto que la ventana del copiloto nunca debe ser abierta si no llevan compañía.

- No pongan su bolsa u objetos de valor en el lugar del copiloto, por favor manténgalos abajo del asiento.

Y siempre piensen muy bien todas las consecuencias que pueden tener si toman una mala decisión, en caso de que tengan duda y aunque tengan 30 años o más, pero no están seguros de que es lo óptimo, muy fácil, consúltenlo con su mamá… son tan sabias y siempre decidirán lo mejor para ustedes.


Escrito por: Lu Co 

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