miércoles, 20 de enero de 2016

Como tu no hay ninguna

Dicen que la vida no viene acompañada con un manual de instrucciones que nos diga cómo actuar o que nos guíe por el camino del éxito y la felicidad, que tenemos que equivocarnos para aprender, que nos caeremos cientos de veces antes de aprender a caminar, si bien es cierto, no estoy de acuerdo porque desde aquel primer día que vi la luz, tuve conmigo algo mejor que un manual de instrucciones, a mi mamá.

Sé que es inevitable que me caiga de vez en cuando o que tropiece varias veces, pero ella siempre ha estado ahí para ayudarme, levantarme o evitar que caiga por completo, compartir conmigo sus errores para que yo no los cometa o sepa qué hacer ante ciertas circunstancias, o bien regañarme cuando lo considere necesario.

Entonces yo me pregunto, ¿para qué quiero un instructivo cuando tengo a alguien así?, alguien que lo sabe todo y lo que no lo inventa, alguien que me puede guiar y orientar, con quien puedo equivocarme varias veces, y con quien puedo aprender sobre la marcha.

Desde aquel primer día que nuestras miradas se cruzaron y nuestras manos se juntaron, supimos que seríamos inseparables, ahora todo valdría por dos, a ambas nos afectaría lo que a la otra le ocurriese para mal o para bien, por ejemplo, ya no habría un solo corazón destrozado a causa de un mal de amores, las lágrimas, enojos y berrinches se habían duplicado, pero también las sonrisas, carcajadas y buenos momentos.


Nunca más estuvimos solas, a pesar de que con el tiempo la distancia hizo de las suyas y no podíamos estar pegadas del ombligo, siempre supimos que había una personita a cientos de kilómetros sintiendo lo mismo, compartiendo desde penas y frustraciones hasta éxitos y alegrías, preocupándose por los dolores y angustias y festejando las metas cumplidas.

Mamá, sé que no lo digo a menudo pero eres la primera razón por la que sonrío cada mañana, la persona que me motiva a salir adelante y por la que intento ser mejor día a día, mi motor para cumplir nuestros sueños, mi ejemplo a seguir, la persona que aspiro llegar a ser cuando sea mayor en todos los aspectos, pero sé que eso nunca sucederá porque como tú no hay ninguna.

Eres única e irrepetible, el ser más amable, dadivoso, caritativo, atento, bondadoso, cariñoso, amigable, respetuoso y hermoso que conozco, cada día me siento más y más afortunada por compartir mi vida contigo, pero más que eso, porque tu compartes la tuya conmigo.

Sé que no puedo prometerte que dejaré de hacer berrinches y dramas, que ya no seré contestona o que dejaré de pelear por absurdos, que siempre sacaré 10 en la escuela o que lavaré los platos, que ya no me subiré a los muebles para bajar algo de lugares altos, que haré las cosas cuando me las pidas y no cuando me acuerdo, que me pondré suéter si hace frío o que avisaré cuando llegué a algún lugar.

Pero hay algo que sí puedo prometerte, te prometo que algún día estarás orgullosa de mí.



Así que gracias, gracias por los consejos, regaños, besos, recompensas, abrazos, sonrisas, castigos, mimos, juegos, viajes, secretos y sonrisas que compartes conmigo cada día. Por mirarme con la misma dulzura que hace 24 años, por dejar que siga siendo tu niña, por hacerme sentir princesa, por enseñarme todo lo que sé, desde canciones infantiles hasta fumar, por sorprenderme con detalles y asustarme cuando tengo hipo,  por estar, por ser mi mejor amiga, por acompañarme a cada paso a si sea siguiendo el coche del desfile o en la publicación de un libro, gracias por ser tú.

Y gracias a Dios, al destino o a la vida por ponerme en el camino de alguien única, porque como tú, como tú no hay ninguna.

PD: Feliz cumpleaños

Escrito por: Sue FC

2 comentarios:

  1. Te equivocas un poco pequeña mía, estoy orgullosa de ti desde siempre, contigo aprendí!!!!

    ResponderEliminar