Los tríos siempre han estado presentes en nuestra vida
cotidiana (y no precisamente los sexuales) pero desde hace unos años con el
crecimiento de las redes sociales se han vuelto cada vez más populares:
Está el trío que todos aman: viernes, sábado y domingo; el
que tiene a un intruso arruinando los sueños: cama, tú y despertador; el
borracho: bebida alcohólica, vasos y hielos; el mañanero: café, agua y azúcar;
el de la discordia: esposo, esposa y amante; el tragón: hamburguesa, papas y
refresco; el vacacionista: sol, arena y mar; el aventurero: persona, montaña y
equipo de escalar, el remedio de corazones rotos: helado, películas y kleenex;
el jugador: persona, cartas y apuestas; el pambolero: partido, cervezas y
amigos; el escrito: imaginación, cuento y computadora, el familiar: padres,
hijos y perro; entre otros.
Pero existe uno que se ha vuelto de mis favoritos y se
encuentra muy presente en mi vida y relaciones personales: cerebro, corazón y orgullo….
Lo que me llevó una
divertida teoría que creo que se aplica perfectamente en mí y es posible que
algunos de ustedes también se sientan identificados:
Dicen por ahí que cuando conoces a una persona el corazón y
el cerebro comienzan una interminable lucha entre lo que uno siente y el otro
piensa, el corazón se deja llevar por el momento, es manipulado por las
mariposas y vibraciones en el interior de su persona, mientras que el cerebro
recurre a las experiencias pasadas, analiza los pros y contras, con el
propósito de evitar un derramamiento de lágrimas innecesarias; pero como bien
sabemos el corazón casi siempre gana en la primera batalla, corre a los brazos
del desconocido y se entrega por completo sin importar los gritos de
advertencia del cerebro, quien al final acaba diciéndole “Te lo dije” cuando este llega herido y maltrecho.
Por esa razón se unió a ese par tan singular un nuevo
miembro, que cansado de ver sufrir al corazón y al cerebro reprenderlo una y
otra vez por ser tan ingenuo, decidió intervenir, sabe que el cerebro tiene
razón la mayor parte del tiempo, no por nada avanza con cautela, paso a paso,
pero también entiende los arranques de locura en el corazón y sus ganas de ser
amado; el orgullo es como la tía metiche que es cómplice de las travesuras del
corazón y para evitar que este vuelva herido y sea regañado por el cerebro, se
interpone entre él y el nuevo amorío, de ese modo el que recibe la bala es el orgullo.
¿Les ha pasado que se pelean con su novio, galán, prospecto
o lo que sea, se van molestos a su casa, y sienten algo extraño entre su estómago
y su corazón? Es una sensación diferente a la tristeza y el coraje, en ese
momento el orgullo acaba de recibir un primer golpe, después de horas o quizá
días, se reconcilian con dicha persona y vuelven otra vez a sus brazos (impulso
causado por el corazón), pero cuando lo ven hay una vibración en su interior
similar a la anterior, en ese momento el orgullo es golpeado nuevamente, y
cuando viene otra pelea o decepción al pobre orgullo ya comienzan a notársele las
heridas, y ese proceso pasa una y otra vez hasta que se encuentra más que
pisoteado, si por azares del destino dejan de ver a su pareja, pero no están
tristes y únicamente sienten la extraña vibración, es porque su corazón está a
salvo, dispuesto a aventurarse una vez más cuando las mariposas papaloteen,
aunque quizá no lo hagan por un tiempo debido a que el orgullo está en
recuperación mientras es reprendido por el cerebro.
Escrito por: Sue FC ❤
Escrito por: Sue FC ❤
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