La vida no sólo se trata de mantenerse
a salvo…
En
el sentido más amplio, la vida se define como la propiedad o cualidad esencial
de los animales y las plantas, por la cual evolucionan, se adaptan al medio, se
desarrollan, se reproducen y mueren. ¿Les parece que esta acepción se asemeja a
su proyecto vital? o ¿Esperan algo más?
Al
parecer en los animales no humanos y en las plantas, este ciclo se cumple al
pie de letra, la naturaleza hace lo suyo y si observamos a los seres vivos con
quienes compartimos el planeta no podemos más que asombrarnos, ¿han visto lo
increíble que es la metamorfosis de las orugas o la magia que hacen las plantas
para producirnos frutos comestibles de sabor único o a una mamá ave criando a
sus crías hasta acompañarlos en su primer vuelo? Nunca dejaré de sorprenderme…
pero curiosamente también me causa asombro y no precisamente positivo, cuando
conozco a alguna persona que tiene como proyecto de vida el mismo que una
planta.
Me
parece que los seres humanos tenemos la fortuna de tener un plus en nuestro
contenido, no tengo la certeza de cuál es el término adecuado para llamarlo,
podría ser alma, razón, conciencia, espíritu, etc.
Es
un “algo” inmaterial con lo que nacemos, que nos hace creativos, curiosos,
emocionales, imaginativos, sentimentales, románticos, apasionados, místicos y
definitivamente diferentes al resto de los seres vivos. Es por ese “algo” que
las personas escriben poesía, se aventuran a experimentar la adrenalina de
retar a sus capacidades físicas, se pueden sentir enamoradas con sólo una
mirada, anteponen el bienestar del otro al propio, sienten mariposas en el
estómago, etc.
Sin
embargo, por ahí circula un alto porcentaje de personas que tienen la
aspiración de pasar por la vida sin dejar rastro; que han hecho que su esencia
sea tan gris que en ocasiones hasta cuesta trabajo recordarlas; que su objetivo
en la vida es materialmente estar a salvo; pasar por esta experiencia
espacio/temporal de la manera más segura posible y que han hecho de su rutina
un dogma.
No
es tan difícil identificarlas, son aquellas que andan por la vida preguntando
¿qué se siente? refiriéndose por supuesto a la anécdota vivida por el
interrogado. Por ejemplo, son los observadores eternos que se instalan frente a
un juego mecánico y les preguntan a las personas que se acaban de bajar ¿qué
tal?, ¿se siente feo?, ¿te dio miedo?
O
que cuando ven un alimento que no les resulta familiar en lugar de probarlo se
limitan a preguntar ¿a qué sabe?, ¿pica?, ¿esta dulce?, ¿te dio asco?,
generalmente no se aventuran a experiencias que no les resultan conocidas o que
impliquen algún riesgo. Y peor aún, no se relacionan con personas que no les
sean afines, que tengan gustos diferentes a los suyos y si lo llegan a hacer, les
atribuyen adjetivos calificativos como loco, inconsciente, imprudente, etc.
Tampoco
se trata de andarse jugando la vida tomándose los perfumes o practicando buceo
sin saber nadar, pero sí de “alimentar el alma”, es decir, de someter a
nuestros sentidos a sensaciones nuevas; a buscar paisajes que nunca hayamos
visto; comer algo que no hemos probado sin que nos importe su aspecto; obligar
a nuestro estómago a sentir emociones nuevas; poner la rutina en un cajón y
salir de nuestra zona de confort.
Definitivamente
la mejor forma de adquirir conocimiento es a través del método científico,
además de los datos que entran de manera abstracta a la razón, nuestro acervo
sólo puede alimentarse a través de los cinco sentidos, que son el contacto
directo con el mundo que nos rodea, nos permiten asimilar datos que ya
procesados se convertirán en experiencias y luego en información.
Si
te vuelves devoto practicante de “alimentar el alma”, de pronto te sorprenderás
con todo lo que sabes y de lo maravilloso que es compartir experiencias con
aventureros como tú, no necesariamente tienes que volverte adicto al pulque de
zapote negro o al canto de los murciélagos, ni aventarte de todas las azoteas
que encuentres, pero no te niegues a las experiencias nuevas, date al menos una
oportunidad.
La
vida no se trata de estar cómodos sino de estar vivos. No pregunten que se
siente, EXPERIMÉNTELO.
PD.
Solecito coma frutas y verduras en oferta. Su dije de infinito le va muy bien,
aunque un escudo del América iría más con su personalidad.
Escrito por: Lu Co
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