Seguramente deben
conocer una ley de la física que dice algo así como que a toda acción
corresponde una reacción de la misma intensidad en sentido opuesto. Me parece
que en la materia funciona perfectamente ¿pero es igual en la interacción entre
las personas?
Me parece que no,
cuando las personas andan por la vida asistiendo a quien lo requiere
difícilmente tendrán consecuencias negativas, por el contrario, entra en juego
la “justicia divina” y en algún momento verá retribuida su acción aunque lo
hayan hecho sin esperar nada a cambio. Y por el contrario, si alguien se dedica
fastidiar al prójimo, seguramente en su camino se encontrará a su antagonista
que le hará pagar sus cuentas pendientes.
Por otra parte, durante
toda mi existencia he escuchado a la gente lamentarse y lamentarse de todo. Los
medios de comunicación difunden cualquier cantidad de mensajes de personas
quejándose de su situación y obviamente culpando a un tercero, que por supuesto
es el gobierno, a quien visualizan como un Titán malvado y omnipresente cuyo
único fin es arruinar la vida de las personas.
También sabemos muchas historias de gente desafortunada que tiene una vida miserable y cuenta
una y otra vez como alguien le
arruinó la existencia. Y esa persona no es necesariamente el gobierno ni un
súper villano de película hollywoodense, a veces señalan a sus papás, hermanos,
tíos perversos, vecinos envidiosos, jefes malvados, suegras brujas, etc.
Todas éstas “víctimas”
tienen algo en común, viven una tragedia griega, es decir, la desgracias los
persiguen e irremisiblemente en su destino está el infortunio sin que ellos
puedan hacer nada para evitarlo. Se saben incapaces de modificar su vida y tienen plenamente identificado al presunto responsable.
Ambas situaciones, la
de la justicia divina y la tragedia griega, hacen una historia redonda. Por ahí
andan personas queriendo fastidiar a otros, ¿pero que creen? Ja, próximamente
recibirán su merecido por algún justiciero vengador. Esta situación aplica
perfectamente para una película, donde se exponen vidas ficticias y además la
víctima recibe al final una recompensa y vive feliz para siempre.
Pero ¿nuestras vidas
funcionan así? Es más, ¿nos gustaría que nuestro existir dependiera de ésta
lógica? Yo quisiera pensar que no. Lamentablemente algunas personas están
resignadas bajo éste esquema. Su sufrimiento o felicidad es consecuencia de un
tercero.
Para evitar caer en un
esquema similar, es imprescindible saber que entre los accesorios con que
nacemos, tenemos una dosis gigantesca de libertad y voluntad, con la cual
podemos tomar las decisiones necesarias y dirigir nuestra vida hacia donde
decidamos sin importar que otros intenten incidir en ella. Sé que
ocasionalmente nos encontraremos por ahí algún “villano reventón” (lo
entenderán los mayores de 30), pero podemos darle la vuelta o ignorarlo.
Otra premisa
fundamental, es saber que está en nosotros darle el poder a alguien para que
nos fastidie, con la excepción que nos sorprenda con una agresión física. Pero
las palabra no duelen, si alguien nos dice que tenemos cara de perro, nosotros,
si es que decidimos tomarnos el tiempo de aclararlo –yo recomendaría
ignorarlo-, podemos argumentar que esa es su opinión, pero nosotros sabemos que
somos lindos, encantadores y muy brillantes.
Por supuesto, las
personas que tienen objetivos claros, saben quienes son y por cuales caminos
quieren andar, se deslizarán ligeros por la vida y sumaran aprendizajes con
cada persona que se les cruce, y si se topan con algún potencial villano,
podrán darle la vuelta o analizar la mala inversión de tiempo que es tener como
meta fastidiar a los demás, capacidad que se desvanece cuando se topa con
alguien inteligente y seguro de sí mismo.
Escrito por: Lu Co
Escrito por: Lu Co
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