martes, 5 de mayo de 2015

Disertaciones: Directamente proporcional

Seguramente deben conocer una ley de la física que dice algo así como que a toda acción corresponde una reacción de la misma intensidad en sentido opuesto. Me parece que en la materia funciona perfectamente ¿pero es igual en la interacción entre las personas?

Me parece que no, cuando las personas andan por la vida asistiendo a quien lo requiere difícilmente tendrán consecuencias negativas, por el contrario, entra en juego la “justicia divina” y en algún momento verá retribuida su acción aunque lo hayan hecho sin esperar nada a cambio. Y por el contrario, si alguien se dedica fastidiar al prójimo, seguramente en su camino se encontrará a su antagonista que le hará pagar sus cuentas pendientes.

Por otra parte, durante toda mi existencia he escuchado a la gente lamentarse y lamentarse de todo. Los medios de comunicación difunden cualquier cantidad de mensajes de personas quejándose de su situación y obviamente culpando a un tercero, que por supuesto es el gobierno, a quien visualizan como un Titán malvado y omnipresente cuyo único fin es arruinar la vida de las personas.

También sabemos muchas historias de gente desafortunada que tiene una vida miserable y cuenta una y otra vez como alguien le arruinó la existencia. Y esa persona no es necesariamente el gobierno ni un súper villano de película hollywoodense, a veces señalan a sus papás, hermanos, tíos perversos, vecinos envidiosos, jefes malvados, suegras brujas, etc.

Todas éstas “víctimas” tienen algo en común, viven una tragedia griega, es decir, la desgracias los persiguen e irremisiblemente en su destino está el infortunio sin que ellos puedan hacer nada para evitarlo. Se saben incapaces de modificar su vida  y tienen plenamente identificado al presunto responsable.

Ambas situaciones, la de la justicia divina y la tragedia griega, hacen una historia redonda. Por ahí andan personas queriendo fastidiar a otros, ¿pero que creen? Ja, próximamente recibirán su merecido por algún justiciero vengador. Esta situación aplica perfectamente para una película, donde se exponen vidas ficticias y además la víctima recibe al final una recompensa y vive feliz para siempre.

Pero ¿nuestras vidas funcionan así? Es más, ¿nos gustaría que nuestro existir dependiera de ésta lógica? Yo quisiera pensar que no. Lamentablemente algunas personas están resignadas bajo éste esquema. Su sufrimiento o felicidad es consecuencia de un tercero.

Para evitar caer en un esquema similar, es imprescindible saber que entre los accesorios con que nacemos, tenemos una dosis gigantesca de libertad y voluntad, con la cual podemos tomar las decisiones necesarias y dirigir nuestra vida hacia donde decidamos sin importar que otros intenten incidir en ella. Sé que ocasionalmente nos encontraremos por ahí algún “villano reventón” (lo entenderán los mayores de 30), pero podemos darle la vuelta o ignorarlo.



Otra premisa fundamental, es saber que está en nosotros darle el poder a alguien para que nos fastidie, con la excepción que nos sorprenda con una agresión física. Pero las palabra no duelen, si alguien nos dice que tenemos cara de perro, nosotros, si es que decidimos tomarnos el tiempo de aclararlo –yo recomendaría ignorarlo-, podemos argumentar que esa es su opinión, pero nosotros sabemos que somos lindos, encantadores y muy brillantes.


Por supuesto, las personas que tienen objetivos claros, saben quienes son y por cuales caminos quieren andar, se deslizarán ligeros por la vida y sumaran aprendizajes con cada persona que se les cruce, y si se topan con algún potencial villano, podrán darle la vuelta o analizar la mala inversión de tiempo que es tener como meta fastidiar a los demás, capacidad que se desvanece cuando se topa con alguien inteligente y seguro de sí mismo.

Escrito por: Lu Co

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