Se dice que la posición
es la localización de una partícula en el espacio y la postura se refiere al
modo en que un ser vivo, particularmente animal o humano, está colocado en el
espacio. También se habla de posiciones y posturas ideológicas que sería un
conjunto de conceptos o creencias con que una persona entiende o interpreta un
fenómeno.
En esta ocasión me
referiré a algo bastante mundano y placentero que tiene que ver con las
posiciones sexuales, que para hablar correctamente no serían posiciones sino
posturas. Desde que tengo ojos y conciencia, he escuchado un montón de dichos
al respecto y con el paso del tiempo, además de entenderlo, me he iluminado en
la praxis.
En mis inicios en éstas
artes yo me preguntaba ¿cómo es que los hombres, o al menos mis tutores, sabían
tanto a pesar de su corta edad? ¿Sería acaso que como parte de su estructura
contaban con un chip con información posicional que las mujeres desconocemos?
¿O que su instinto, casi de navegante genovés, les indicaba cómo hacerlo?
Hasta el momento no
tengo la respuesta exacta, creo que es un poco de ambas, que se suma a que la
curiosidad de los hombres al respecto a los temas sexuales se alerta antes que
en las mujeres y por lo tanto se informan a edad más temprana, además de que
son ávidos buscadores de datos visuales que complementan su conocimiento.
Como casi toda mujer,
inexperta en el arte amatorio, al principio tuve que aguantar las ocurrencias
de mi mentor, que en ocasiones se limitaban a lo muy clásico y cualquier
variante del muy famoso “chivo al precipicio”. Pero al menos era algo, porque
francamente yo no tenía ni la más remota idea, aunque estaba llena de
curiosidad y buena disposición.
Con el paso de los
años, y en respuesta a mi afanosa búsqueda, me topé con un generoso Jedi del
sexo, me costó un poco de trabajo reconocerlo, porque su apariencia no era del
todo atractiva, pero como todo caballero galáctico, tenía una súper espada
laser, y créanme que ahí entendí que la dimensión no lo es todo sino la
habilidad para usarla, además de manejar perfectamente un compendio milenario
de conocimientos anatómicos.
Al iniciar mi
aprendizaje y con el fin de que el conocimiento fuera sólido, mi Jedi me
introdujo desde lo fundamental, debía conocer perfectamente el material con el
que trabajaríamos. Para esto, dejé encerrado en el closet todo el pudor que
tenía, me volví completamente objetivas y casi apliqué el método científico. Aunque
ustedes no lo crean, está parte es fundamental para luego decidir y practicar
diferentes posturas.
Mi mentor me enseñó que
hay posiciones que favorecen la obtención del placer masculino y otras el
femenino, y que aunque en las películas –sobre todo en las pervertidas- se
observa que ambos protagonistas se desgañitan en gritos de gusto por dos horas,
esto no es del todo cierto. Lo cual me pareció evidente una vez que conocía los
puntos divertidos de cada género.
También me demostró su
teoría de que los caballeros galácticos, tienen múltiples habilidades y que lo
último que emplean para el disfrute femenino, es su espada láser, toda vez que
su uso excesivo puede llegar a causar molestia a las damiselas en cuestión.
Aunque irremisiblemente para la complacencia de los Jedis deben proveerla de
estímulos.
Una vez avanzada en la
enseñanza, que me tomó varios meses, practicamos la ubicación espacial, la cual
debe realizarse sin postura ideológica, es decir, no necesitamos memorizar el
Kamasutra, sino el revés, hacer volar nuestra imaginación y dejar que las
sensaciones nos dirijan y luego si queremos saber el nombre científico ubicarlo
en la referencia bibliográfica.
Aprendí que hay
posturas eficientes y otras de “fantasía”, las primeras nos llevan a alcanzar
nuestro objetivo gustoso de manera segura en poco tiempo, y las segundas, son
para el entretenimiento de los participantes y requieren más acción, además de
concretar nuestras ocurrencias mentales.
Lamentablemente un día
mi caballero galáctico tuvo que irse para seguir compartiendo su sabiduría con
el resto del universo, para entonces yo había obtenido mi certificado de Jedi o
al menos tenía la teoría en la cabeza y muchos buenos recuerdos resultado de la
práctica. ADEMÁS SÉ QUE LA FUERZA SIEMPRE ESTARÁ CONMIGO.
Escrito por: Lu Co
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