“A los
veintes cometes los errores, a los treinta aprendes de ellos y a los cuarenta
pagas los tragos”
Los
veintitrés hoy se quedan atrás y le
pasan la batuta a los veinticuatro con montón de risas, recuerdos, experiencias, lágrimas y por supuesto que
cientos de errores, pero claro está que conforme pasan los años sigo
aprendiendo y justo sobre eso quiero platicarles hoy…
A los 23
aprendí…
Que no
importa cuán preparado estés académicamente, encontrar trabajo en lo que
quieres y donde quieres no es algo fácil como te lo platican en la escuela sin
embargo el gusto por aprender y no sólo en la escuela es algo que siempre
tendré.
Que soy muy
pequeña para tener una relación formal pero siempre recordaré a quien tuvo en
sus manos mi corazón y lo cuido con tanto cariño, apreciaré cada acto que esas
personas tuvieron conmigo y sin importar los fracasos amorosos seguiré
intentando, puede que el príncipe azul no exista como tal pero eso no me quita
lo romántica y menos lo soñadora.
Lo coqueta
aparentemente nunca se me quitará y lo besucona menos, al menos por ahora.
Sin importar
cuantas veces los malentendidos y pleitos se interpongan entre los amigos,
ellos siempre estarán ahí cuando los necesites, en las buenas y en las malas,
en las borracheras felices y en los tragos amargos, a pesar de la distancia las
risas permanecen y los buenos momentos son intocables.
Los sueños
son difíciles de alcanzar y mientras más grandes y ambiciosos sean, las cosas
serán más complicadas pero nunca imposibles, la clave está en perseverar, cada
no recibido me acerca más a un sí, el que a alguien no le guste algo no
significa que este mal.
El helado de
chocolate no siempre cura el mal de amores, a veces se necesita un abrazo o
estar sola con una buena película, si las cosas no funcionan siempre es por
algo, por eso dicen que cuando es para ti ni aunque te quites, por otro lado
también aprendí que el que alguien no te quiera como quieres no significa que
no te quiere con todo su corazón.
El alcohol
no es un elemento indispensable para pasarla bien y divertirse, pero en caso de
que llegue a emborracharme hasta perder la conciencia no me convierte en una
alcohólica, sobre todo si fue en compañía de seres queridos quienes seguramente
me recordarán las mil y un tonterías que hice antes.
La vida da
muchas vueltas, y de pronto esas personas que no creía importantes o no me
simpatizaban lo suficiente serán las primeras en sostenerme cuando me encuentre
en un mal momento.
Lo errores y
equivocaciones siempre se convertirán en experiencias y aprendizajes, por muy
mal que se vean las cosas, si hay tormenta sé que al final del camino me espera
un arco iris, la vida se tata de regarla una y otra vez sino qué sentido tendría,
se necesita la tristeza para apreciar la felicidad cuando esta llegue.
La familia
son las únicas personas que siempre estarán ahí para mi sin importan cuantas
veces la riegue, el perdón siempre existirá, y en familia incluyo a todas esas
personas especiales que han llegado a mi vida para llenarla de risas y cariño.
Mi vida ya
no es solo rosa, ahora tengo cientos de matices y colores en mi vida.
La magia si
existe y no tiene porqué venir de un hombre que saca conejos de un sombrero, a veces
se encuentra en detalles pequeños como una puesta de sol o una mirada que lo
dice todo.
Está bien
tener miedo y desconfiar de la gente, el sexto sentido pese a lo que diga un
profesor está ahí, no debo tener pena de decirle a alguien como me siento y si
algo no me parece, por algo dicen que más vale prevenir que lamentar.
Las buenas
personas abundan y cualquier lugar es bueno para hacer nuevos amigos, ya sea en
la escuela, el trabajo o en alguna aplicación divertida.
No importa cuanto años pasen siempre seré esa niña risueña y simple que goza de hacer tonterías, es inevitable que crezca y que cada día tenga más y más responsabilidades, pero eso no siempre es malo, la edad también trae lecciones, amigos, momentos inolvidables y diversión garantizada.
Los
propósitos de año nuevo no siempre se cumplirán como espero, sin embargo siempre habrá un mañana para
volver intentarlo.
Y finalmente
a los veintitrés aprendí que he cerrado una etapa más de aprendizaje, con lo
bueno y lo malo, soy un ser humano que se equivocará cientos de veces, pero
siempre estaré dispuesta a intentarlo de nuevo, quizá no me levante tan rápido
siempre después de una caída pero estoy 100% segura que podré hacerlo sobre
todo si sigo siendo tan afortunada como hasta ahora al estar rodeada de tantas
personas lindas que me ayudan a crecer y levantarme día con día.
Escrito por: Sue FC ❤
Te quiero conocer después de leer esto. Como te llamas en face
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