lunes, 17 de agosto de 2015

Veintitrés

“A los veintes cometes los errores, a los treinta aprendes de ellos y a los cuarenta pagas los tragos”

Los veintitrés  hoy se quedan atrás y le pasan la batuta a los veinticuatro con montón de risas, recuerdos,  experiencias, lágrimas y por supuesto que cientos de errores, pero claro está que conforme pasan los años sigo aprendiendo y justo sobre eso quiero platicarles hoy…

A los 23 aprendí…

Que no importa cuán preparado estés académicamente, encontrar trabajo en lo que quieres y donde quieres no es algo fácil como te lo platican en la escuela sin embargo el gusto por aprender y no sólo en la escuela es algo que siempre tendré.

Que soy muy pequeña para tener una relación formal pero siempre recordaré a quien tuvo en sus manos mi corazón y lo cuido con tanto cariño, apreciaré cada acto que esas personas tuvieron conmigo y sin importar los fracasos amorosos seguiré intentando, puede que el príncipe azul no exista como tal pero eso no me quita lo romántica y menos lo soñadora.

Lo coqueta aparentemente nunca se me quitará y lo besucona menos, al menos por ahora.

Sin importar cuantas veces los malentendidos y pleitos se interpongan entre los amigos, ellos siempre estarán ahí cuando los necesites, en las buenas y en las malas, en las borracheras felices y en los tragos amargos, a pesar de la distancia las risas permanecen y los buenos momentos son intocables.

Los sueños son difíciles de alcanzar y mientras más grandes y ambiciosos sean, las cosas serán más complicadas pero nunca imposibles, la clave está en perseverar, cada no recibido me acerca más a un sí, el que a alguien no le guste algo no significa que este mal.

El helado de chocolate no siempre cura el mal de amores, a veces se necesita un abrazo o estar sola con una buena película, si las cosas no funcionan siempre es por algo, por eso dicen que cuando es para ti ni aunque te quites, por otro lado también aprendí que el que alguien no te quiera como quieres no significa que no te quiere con todo su corazón.

El alcohol no es un elemento indispensable para pasarla bien y divertirse, pero en caso de que llegue a emborracharme hasta perder la conciencia no me convierte en una alcohólica, sobre todo si fue en compañía de seres queridos quienes seguramente me recordarán las mil y un tonterías que hice antes.

La vida da muchas vueltas, y de pronto esas personas que no creía importantes o no me simpatizaban lo suficiente serán las primeras en sostenerme cuando me encuentre en un mal momento.

Lo errores y equivocaciones siempre se convertirán en experiencias y aprendizajes, por muy mal que se vean las cosas, si hay tormenta sé que al final del camino me espera un arco iris, la vida se tata de regarla una y otra vez sino qué sentido tendría, se necesita la tristeza para apreciar la felicidad cuando esta llegue.

La familia son las únicas personas que siempre estarán ahí para mi sin importan cuantas veces la riegue, el perdón siempre existirá, y en familia incluyo a todas esas personas especiales que han llegado a mi vida para llenarla de risas y cariño.

Mi vida ya no es solo rosa, ahora tengo cientos de matices y colores en mi vida.

La magia si existe y no tiene porqué venir de un hombre que saca conejos de un sombrero, a veces se encuentra en detalles pequeños como una puesta de sol o una mirada que lo dice todo.

Está bien tener miedo y desconfiar de la gente, el sexto sentido pese a lo que diga un profesor está ahí, no debo tener pena de decirle a alguien como me siento y si algo no me parece, por algo dicen que más vale prevenir que lamentar.

Las buenas personas abundan y cualquier lugar es bueno para hacer nuevos amigos, ya sea en la escuela, el trabajo o en alguna aplicación divertida.

No importa cuanto años pasen siempre seré esa niña risueña y simple que goza de hacer tonterías, es inevitable que crezca y que cada día tenga más y más responsabilidades, pero eso no siempre es malo, la edad también trae lecciones, amigos, momentos inolvidables y diversión garantizada.

Los propósitos de año nuevo no siempre se cumplirán como espero,  sin embargo siempre habrá un mañana para volver intentarlo.


Y finalmente a los veintitrés aprendí que he cerrado una etapa más de aprendizaje, con lo bueno y lo malo, soy un ser humano que se equivocará cientos de veces, pero siempre estaré dispuesta a intentarlo de nuevo, quizá no me levante tan rápido siempre después de una caída pero estoy 100% segura que podré hacerlo sobre todo si sigo siendo tan afortunada como hasta ahora al estar rodeada de tantas personas lindas que me ayudan a crecer y levantarme día con día.



Escrito por: Sue FC 

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