viernes, 7 de agosto de 2015

DISERTACIONES: NUBECITA DE ALGODÓN

En mi casa habitamos tres personas y una nubecita de algodón que es la mascota de mi hija y quizá la más consentida de la familia. Al principio me costó un poco de trabajo adaptarme a ella, sobre todo porque mi pequeña la convirtió en una verdadera princesa, está acostumbrada a recibir y dar cariño las 24 horas del día, además es tratada como un miembro de la familia más.

Cuando yo era niña, tuve algunas mascotas, pero estas siempre ocuparon ese lugar, vivían en el patio de la casa y ocasionalmente las tenía que sacar a pasear, pero mi mamá difícilmente permitía que entraran a la casa o peor aún que tuvieran un trato igualitario como miembro del núcleo familiar.

Por supuesto que yo crecí con ese esquema adherido a mi  concepción de mascota que vino a ser sustituido por “Vodka”, y no hablo del ingrediente indispensable del coctel Cosmopolitan, sino de la perrita de mi pequeña. La muy chambona poco a poco entró a mi corazón y a mi cama. Ni en la peor pesadilla de mi mamá pude imaginar dormir con un perro acurrucado en mi cara, fundiendo su respiración con la mía, pero si a ella no le molesta tampoco debe importarme a mí.

Indudablemente Vodka es el miembro más sereno de la familia, casi nunca se enoja aunque hace mucho escándalo cuando alguien se acerca a la puerta y manifiesta abiertamente sus celos cuando mi hijo lleva a la casa alguna mujer que ocupa su lugar en la cama, definitivamente la manifestación sincera de sus sentimientos es ejemplar.

El único momento en que verdaderamente enfurece es cuando percibe que mi hija es víctima de alguna agresión, entonces ataca con todo y es capaz de enfrentarse con cualquier presunta amenaza, desde la mano traviesa de mi hijo hasta una enorme sombra que aceche el sueño de mi pequeña.

La mayor parte del tiempo duerme como bebé con el sueño profundo que da la inocencia, pero en algunas ocasiones tiene a bien ponerse traviesa transportando objetos fuera de su lugar, amasando papel de baño con la boca o buscando en la basura algo para complementar su dieta. Es una maravilla la cara que hace cuando se sabe descubierta, se agazapa un poco e intenta ponerse a salvo en la seguridad que su cama le da y cuando es regañada, pone tal cara de aceptación sincera que hace imposible continuar con el discurso de enmienda.
Desde muy pequeña aprendió que la mejor forma de pedir una disculpa por sus travesuras es acercarse al justiciero enojón caminando de manera muy coqueta en dos patas y haciendo ruiditos como de ratón. Esta gracia también le ha resultado muy útil para obtener bocadillos, toda vez que hace giros de ballet si se le ofrece un pedazo de salchicha, jamón o manzana.
Al igual que mi hija, siente gran placer al ser fotografiada y en cuanto percibe que será captada por alguna cámara hace alguna de sus poses favoritas, que van desde sentarse mostrando su mejor perfil, acostarse con las patas cruzadas o abrir los ojos tan grandes como puede para armonizarlos con su cara “coqueta”.
Este pedacito de perro ha llenado nuestra vida de cariño y es verdaderamente molesto ver en las redes sociales engendros monstruosos que se atreven a lastimar a estos pequeños seres con los que compartimos el planeta y que son incapaces de lastimar por el gusto de hacerlo, son el ejemplo vivo de lealtad, cariño sincero, disposición y compañía amena. Nunca están enojados, siempre nos reciben con emoción haciéndonos sentir queridos y extrañados.
Imagínense si en el mundo hay muchas personas sin hogar ¿cuantos perritos sin dueño circulan por ahí? Por favor no los maltraten y si tienen la oportunidad de hacerse cargo de uno, verán que lo único que recibirán a cambio será compañía y cariño incondicional.
Escrito por: Lu Co

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