En
primera instancia me parece importante definir que es una droga en el término
más amplio. Mi amiga Wikipedia dice que es una sustancia que se utiliza con la
intención de actuar sobre el sistema nervioso con el fin de potenciar el
desarrollo físico o intelectual, de alterar el estado de ánimo o de experimentar
nuevas sensaciones y cuyo consumo reiterado puede crear dependencia o tener
efectos secundarios indeseados.
Bajo
ninguna circunstancia me parece oportuno recomendar a alguien el consumo de
alguna droga, el porqué es muy sencillo, más allá de cualquier prejuicio moral
y posible daño a la salud, no debemos olvidar que son substancias prohibidas, su consumo atenta contra el
marco jurídico y hacerlo puede derivar en que nos hagamos acreedores a una
sanción que pone en riesgo el valor más preciado para mí: La libertad.
Por
supuesto que hay múltiples foros de discusión respecto a la legalización de las
drogas, cuyos participantes tienen argumentos válidos para defender su postura,
pero mientras se legalizan o no, por el sólo hecho de estar restringidas por la
ley pueden acarrear múltiples consecuencias negativas para el consumidor e incluso
afectar a su familia.
En
otro orden de ideas, más allá de la legalidad, creo que la curiosidad es el
principal móvil que lleva a las personas a probarlas, hecho que personalmente
no me parece condenable, sino por el contrario bastante normal en la naturaleza
humana. Me han contado (jajaja), que la experiencia es muy aleccionadora, toda
vez que la estimulación sensorial que nos provoca solo se puede comprender si
se experimenta, la manera de percibir las cosas es otra, que bien puede
convertirse en una experiencia positiva o negativa dependiendo de la
personalidad y contenido del individuo.
Sin
embargo, como cualquier otra adicción, su consumo puede convertirse en un
problema cuando el usuario lo toma como prioridad en su vida y deja de cumplir
con sus responsabilidades o cuando estar bajo los efectos del estimulante es la
única forma de convivir armónicamente con su realidad. En este caso se
convierte en una “muleta” que le hace soportable su existencia.
En
mi vida he tenido la oportunidad de convivir con muchos consumidores de drogas
de todas las edades y condiciones sociales, la mayoría de ellos debo
confesarles son de mi completo agrado y lo menos que merecen es respeto al
final del día “cada quien sus vicios”, pero es indispensable que no intenten
inducir u obligar a nadie a que comparta sus gustos por su estimulante
favorito, que a ellos seguramente les resulta un placer pero que para otros
puede convertirse en un problema.
Y
tras reflexionar en la frase de la película, estoy casi de acuerdo, si el
consumo de alguna droga es por vivir la experiencia y aprender de ella en mi
perspectiva es válido hacerlo siempre y cuando no se tome como oficio; pero
usarlo como muleta para evadir los problemas que debemos resolver, solo
consiguen postergarlos, pero no lo podrán hacer indefinidamente, así que lo
mejor es armarse de valor y enfrentar las situaciones adversas.
PD:
Recuerdo que en mi tierna infancia, además de correr de los dinosaurios, las
personas mayores nos advertían que debíamos alejarnos de los “mariguanos”,
porque eran casi sinónimo del diablo, seres sub humanos de ojos rojos y malas
intenciones, hoy cuando pienso en un “mariguano”, vienen a mi mente desde mi
mejor amigo, mi comadre o un pintor renombrado… ninguno de ellos me causa
temor.
Escrito por: Lu Co
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