La primera vez de todo
generalmente es atemorizante, al parecer se debe a que el ser humano le teme a
lo desconocido. Cuando estamos próximos a tener una experiencia nueva
automáticamente nuestro ser se alerta, los sentidos se avispan al máximo y nos
preparamos para alejarnos (o correr en círculos como lo hace mi hija), si ésta
no place a nuestros sentidos.
Hay muchos tipos de primera
cita, puede ser de trabajo, con el doctor, con familiares que no conocemos, con
los papás de alguien, etc. Todas ellas implican que nos reuniremos frente a
frente con una o más personas que no tenemos el gusto de conocer, quizá podamos
tener alguna información previa o peor aún, muchos datos que nos han permitido
imaginar al ser que tendremos enfrente, y esto nos va llenando de emociones, no
necesariamente negativas.
En esta ocasión me referiré
a la primera cita que tenemos las mujeres con un posible galán, con un sujeto
en el que hemos encontrado las características para sumarlo a nuestra vida como
alguien potencialmente querible, probablemente ya hemos coincidido con él de
manera casual o podría ser que hasta de manera frecuente porque quizá se trate
de algún compañero de trabajo o escuela, sin embargo hasta antes de fijar una
cita, era un X, pero ahora lo recategorizamos y lo convertimos en nuestra
próxima PRIMERA CITA.
Por supuesto, en el lapso de
tiempo que pasa entre que fijamos el tiempo y el lugar a donde nos reuniremos,
nos llenamos de nervios, un poco de angustia, hacemos una lista interminable de
expectativas que pueden ir desde el olor que tendrá, qué sentiremos cuando se
acerque a nosotros, su opinión sobre el caso Ayotzinapa o si firmaría un
solicitud para criminalizar a las “mantis religiosas” que engullen a su pareja
después del sexo.
Muchas de las mujeres
invierten tiempo, a veces mucho y otras no tanto, en elegir la ropa exacta que
deben ponerse, los accesorios, zapatos, ensayan frente al espejo varios tipos
de mirada, actitudes, tonos de voz y respuestas potencialmente sensuales y
sugerentes en caso de que el hombre cumpla al menos con una de sus
expectativas.
Algunas hacen toda una lista
de “peros” que les resultan intolerantes y que les han traído malas
experiencias, para que en cuanto sus sentidos capten alguna característica no
positiva del candidato, ellas pretexten un fuerte dolor en el zapato izquierdo
y huyan de la escena, sin dar más explicaciones ante la mirada azorada del
galán que en ese momento seguramente se sentirá frustrado.
Otras se llenan de optimismo
y esperan el día como niño a Santa Claus, están seguras que será maravilloso y
una ocasión memorable, tienen la actitud de justificar cualquier “pequeño
detalle”; si el hombre mastica con la boca abierta, se debe a que probablemente
tiene un diente más grande pero es quizá
que esté en tratamiento de ortodoncia; en caso de produzca ruidos propios de
cavernícolas, es porque el sujeto tiene una actitud natural y no le gusta fingir;
si el sujeto va al baño justo cuando llega la cuenta y se tarda más que el
primer hombre en descubrir el fuego y ella debe pagar, se debe a que es un
caballero que cree en la liberación femenina.
Algo es seguro, sin importar
el tipo de mujer que sea, ella tiene pensamientos previos a ésta primera
ocasión y generalmente lleva un plan preconcebido a esa primera cita. Quizá
encuentre al amor de su vida, quizá se tope con un lindo sujeto bien
intencionado que con el tiempo se convertirá en un buen amigo, quizá se
presente el gemelo feo de King Kong y tenga que huir ante el temor de ser
devorada, pero seguramente ELLA LUCIRÁ GENIAL.
Escrito por: Lu Co
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