Con mucho cariño para
ti…
¿Alguna vez has jugado Beer Pong, El Camión, Pirámide, Trébol, Fuck
the Dealer, Caricachupas, Yo Nunca Nunca, Carta Borracha, Siete Loco, El
Quinito, Okalimocho, El Señor del Tres, El Dado, 7-14-21, El Duro, Círculo
Vicioso, Spin Duro, Happy King, La Embarazada, Ruleta Borracha, La Carrera de
la Cerveza o El Chupito Escondido?¿O conoces la tonada de la contagiosa y
popular canción “Queremos saber si …. es
amigo, fondo, fondo, fondo, fondo…”?
Si no lo has hecho,
seguramente tienes más de 30 años y no has estado en fiestas de veinteañeros (o
menos). Son juegos cuyo principal ingrediente es el alcohol y son protagonistas
en casi todas las reuniones de adultos jóvenes, su objetivo es emborrachar
hasta la inconciencia a sus participantes.
En virtud de que yo tengo la fortuna de tener
dos hijos de 22 y 23 años, he asistido a éstas reuniones, que inician con la
ingesta de cerveza, pasan por el brandy, anís, pulque, tequila, whisky, vodka,
vueltas a la izquierda/a la derecha, ron, etc. y finalizan con la aparición del
Tonayan en cualquiera de sus presentaciones, unas muy popular son las aguas
locas y las pinkys.
No puedo negar que en
algún momento las reuniones suelen ser muy entretenidas, al menos para los
jóvenes o para los adultos alternativos, pero siempre llega un punto en que el mala copa surge de las entrañas de la
persona menos esperada, inicia muy risueña, pasa a la euforia (carcajadas, amor
extremo, llanto), luego se revela su ser más sensual (busca el contacto físico
a toda costa) e intenta comunicarse en arameo antiguo que nadie entiende por lo
que se molesta y torna agresiva profiriendo insultos hasta para su maestra de
kínder y finalmente acabar inconsciente tras expulsar buena parte de su
ingesta.
A riesgo de sonar como
mi madre, abuela o tía metiche, quisiera comentar que cuando yo tenía esa edad…
(ja ja ja ja sí sueno así), en las reuniones el alcohol sí era un invitado,
pero no el protagonista, el objetivo era esencialmente convivir, intercambiar
perspectivas, intentar ligar al chico que siempre veíamos pero hasta el momento
nos ignoraba, algunos se animaban a entonar sus aspiraciones y frustraciones
acompañados por una guitarra que no podía faltar y otros presumían sus mejores
pasos de baile.
Durante toda mi vida he
tenido la oportunidad de convivir con cientos de consumidores de alcohol y a
pesar de que confieso que en algún momento fui una de sus más fervientes
usuarias, hoy de manera frecuente debo debatir sobre la conveniencia de su
consumo.
No tengo muy claro si
es la adultez que me entró con todo o que ingerir tanto destilado desempañó mi
óptica. Estoy en desacuerdo con el exagerado consumo de alcohol e incluso me
sorprendo de verme casi molesta por no poder evitar que mi pequeño sea más
aséptico que un quirófano por la ingestión casi maratónica de bebidas
embriagantes.
Mi amiga wilkipedia
menciona que el alcoholismo es un padecimiento que genera una fuerte
necesidad de ingerir alcohol, de forma que existe una dependencia física del
mismo, manifestándose a través de determinados síntomas de abstinencia cuando
no es posible su ingesta.
Es por esto que recientemente
el debate ¿borracho o alcohólico? ha ocupado algunas horas de mi convivencia
familiar. El argumento de mi vecino es que sólo lo hace para divertirse y el
mío se centra en que su preferencia por las bebidas ha hecho que desatienda
algunas de sus obligaciones, es decir, para mí el consumo de alcohol se
convierte en un problema cuando obstaculiza el cumplimiento de las
responsabilidades además de que pone en riesgo la integridad física en muchos
sentidos.
Todos sabemos que en
más del 50% de los accidentes de tránsito el alcohol tuvo algo que ver
(conductores borrachos, no crean que botellas poseídas y errantes), cuántas
veces no hemos oído de las cada vez más populares congestiones alcohólicas, en
las que alguien ingirió bebidas embriagantes hasta envenenar su organismo y
colapsarlo, aunque en algunas ocasiones se debe a la calidad y no a la cantidad
del producto (bebidas adulteradas).
Por supuesto, en este
mundo en donde la información está al alcance de la mano de todos, los jóvenes
tienen conocimiento de ambas situaciones, sin embargo, su argumento favorito
es: A MI NO ME VA A PASAR, yo soy más listo. Estoy casi segura que lo mismo
dijeron las víctimas de las decenas de accidentes que ocurren todos los días.
Las autoridades ponen
su granito de arena para aliviar este mal social, e instalan alcoholímetros en
las principales avenidas o en las inmediaciones de bares y antros, sin embargo,
los jóvenes conductores cuentan con todo un sistema de información que les
avisa a través de las redes sociales la ubicación de estos puntos y las rutas
para evitarlos. O como mi hijo que tiene algún pacto con el dios Baco, lo detienen cada que se topa con
uno y ¿adivinen qué? Nunca rebasa los límites de alcohol permitido, y no sé qué
pasa porque yo lo veía borroso.
Definitivamente nadie
puede negar que el alcohol es un factor de riesgo para la integridad física de
las personas… ¿Ustedes que opinan?
P.D. El agua de avena,
además de adelgazar, ayuda a desintoxicar el hígado….
Escrito por: Lu Co
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