martes, 28 de abril de 2015

Disertaciones: Borracho o alcohólico

Con mucho cariño para ti…

¿Alguna vez has jugado Beer Pong, El Camión, Pirámide, Trébol, Fuck the Dealer, Caricachupas, Yo Nunca Nunca, Carta Borracha, Siete Loco, El Quinito, Okalimocho, El Señor del Tres, El Dado, 7-14-21, El Duro, Círculo Vicioso, Spin Duro, Happy King, La Embarazada, Ruleta Borracha, La Carrera de la Cerveza o El Chupito Escondido?¿O conoces la tonada de la contagiosa y popular canción “Queremos saber si …. es amigo, fondo, fondo, fondo, fondo…”?

Si no lo has hecho, seguramente tienes más de 30 años y no has estado en fiestas de veinteañeros (o menos). Son juegos cuyo principal ingrediente es el alcohol y son protagonistas en casi todas las reuniones de adultos jóvenes, su objetivo es emborrachar hasta la inconciencia a sus participantes.



 En virtud de que yo tengo la fortuna de tener dos hijos de 22 y 23 años, he asistido a éstas reuniones, que inician con la ingesta de cerveza, pasan por el brandy, anís, pulque, tequila, whisky, vodka, vueltas a la izquierda/a la derecha, ron, etc. y finalizan con la aparición del Tonayan en cualquiera de sus presentaciones, unas muy popular son las aguas locas y las pinkys.

No puedo negar que en algún momento las reuniones suelen ser muy entretenidas, al menos para los jóvenes o para los adultos alternativos, pero siempre llega un punto en que el mala copa surge de las entrañas de la persona menos esperada, inicia muy risueña, pasa a la euforia (carcajadas, amor extremo, llanto), luego se revela su ser más sensual (busca el contacto físico a toda costa) e intenta comunicarse en arameo antiguo que nadie entiende por lo que se molesta y torna agresiva profiriendo insultos hasta para su maestra de kínder y finalmente acabar inconsciente tras expulsar buena parte de su ingesta.

A riesgo de sonar como mi madre, abuela o tía metiche, quisiera comentar que cuando yo tenía esa edad… (ja ja ja ja sí sueno así), en las reuniones el alcohol sí era un invitado, pero no el protagonista, el objetivo era esencialmente convivir, intercambiar perspectivas, intentar ligar al chico que siempre veíamos pero hasta el momento nos ignoraba, algunos se animaban a entonar sus aspiraciones y frustraciones acompañados por una guitarra que no podía faltar y otros presumían sus mejores pasos de baile.

Durante toda mi vida he tenido la oportunidad de convivir con cientos de consumidores de alcohol y a pesar de que confieso que en algún momento fui una de sus más fervientes usuarias, hoy de manera frecuente debo debatir sobre la conveniencia de su consumo.
No tengo muy claro si es la adultez que me entró con todo o que ingerir tanto destilado desempañó mi óptica. Estoy en desacuerdo con el exagerado consumo de alcohol e incluso me sorprendo de verme casi molesta por no poder evitar que mi pequeño sea más aséptico que un quirófano por la ingestión casi maratónica de bebidas embriagantes.

Mi amiga wilkipedia menciona que el alcoholismo es un padecimiento que genera una fuerte necesidad de ingerir alcohol, de forma que existe una dependencia física del mismo, manifestándose a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es posible su ingesta.

Es por esto que recientemente el debate ¿borracho o alcohólico? ha ocupado algunas horas de mi convivencia familiar. El argumento de mi vecino es que sólo lo hace para divertirse y el mío se centra en que su preferencia por las bebidas ha hecho que desatienda algunas de sus obligaciones, es decir, para mí el consumo de alcohol se convierte en un problema cuando obstaculiza el cumplimiento de las responsabilidades además de que pone en riesgo la integridad física en muchos sentidos.

Todos sabemos que en más del 50% de los accidentes de tránsito el alcohol tuvo algo que ver (conductores borrachos, no crean que botellas poseídas y errantes), cuántas veces no hemos oído de las cada vez más populares congestiones alcohólicas, en las que alguien ingirió bebidas embriagantes hasta envenenar su organismo y colapsarlo, aunque en algunas ocasiones se debe a la calidad y no a la cantidad del producto (bebidas adulteradas).

Por supuesto, en este mundo en donde la información está al alcance de la mano de todos, los jóvenes tienen conocimiento de ambas situaciones, sin embargo, su argumento favorito es: A MI NO ME VA A PASAR, yo soy más listo. Estoy casi segura que lo mismo dijeron las víctimas de las decenas de accidentes que ocurren todos los días.

Las autoridades ponen su granito de arena para aliviar este mal social, e instalan alcoholímetros en las principales avenidas o en las inmediaciones de bares y antros, sin embargo, los jóvenes conductores cuentan con todo un sistema de información que les avisa a través de las redes sociales la ubicación de estos puntos y las rutas para evitarlos. O como mi hijo que tiene algún pacto con el dios Baco, lo detienen cada que se topa con uno y ¿adivinen qué? Nunca rebasa los límites de alcohol permitido, y no sé qué pasa porque yo lo veía borroso.

Definitivamente nadie puede negar que el alcohol es un factor de riesgo para la integridad física de las personas… ¿Ustedes que opinan?


P.D. El agua de avena, además de adelgazar, ayuda a desintoxicar el hígado…. 

Escrito por: Lu Co

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