viernes, 3 de abril de 2015

Disertaciones: Hablando de hombres

Tengo una amiga, mi muy amiga, la admiro, respeto y quiero tanto…

Entre las muchas cualidades que ella tienes es que sabe mucho sobre hombres. Aunque a veces es difícil hacerla hablar sobre ellos porque es bastante prudente y tímida en sus comentarios. Quizá no es la mujer guapa del circo pero algo tiene que generalmente cuenta con un buen stock para elegir.

Para mi amiga, los hombres son seres maravillosos que dios creo para sus hijas -y no al revés como se dice en la biblia-, quienes nos proporcionan horas de sano entretenimiento y complementan a nuestro ser.

Dicen por ahí que las mujeres son inteligentes, frágiles y a veces un poco dispersas, que mejor que encontrar un hombre con conocimientos prácticos, fuerte y con la concentración suficiente para resolver inconvenientes que a veces nos aquejan y dispuesto a salvaguardar nuestra integridad.

Los hay de muchos colores, sabores y para toda ocasión, todos tienen su encanto particular:


Están los mejores amigos, quienes te escuchan pacientemente y te señalan, casi siempre sin burlarse, que tu sufrir es ridículo y te estás ahogando en un vaso de agua y en caso de no convencerte, siempre están dispuestos a echarse un trago contigo y consolarte en sus brazos sin que tu virtud corra riesgo.

También contamos con el eterno pretendiente. Es un poco guapo, bien intencionado y definitivamente nos quiere. Generalmente acudimos a él cada vez que perdemos al hombre de nuestra vida, y está para darnos besos y apapachos reparadores, recordarnos lo encantadoras que somos y que el supuesto príncipe azul no es más que un barbaján que no sabe lo que se pierde porque el daría lo que fuera por haber estado en su lugar.

No falta nunca el ex arrepentido. Es ese sujeto que en algún momento fue el hombre de nuestra vida y que generalmente rompió con nuestras expectativas y quisimos morir al menos durante cinco minutos porque no soportábamos la vida sin él. Ahora es nuestro ex, finalmente nos damos cuenta que ni era tan guapo, ni era tan sexi, quizá hasta un poco gordo, babeaba y quizá el tamaño no era tan perfecto. No es nuestro incondicional pero lo vemos ocasionalmente porque nos garantiza sexo de buena calidad y nos trata con cariño.

Y por supuesto, el príncipe del momento. ¿Qué les puedo decir?, Es nuestra perfecta mitad, tan guapo, tan listo, tan simpático, tan sexy, tan amable, no podemos vivir sin él, invertimos un día completo o más en repasar cada uno de los momentos que pasamos juntos. Las actividades amatorias son el motor de nuestro universo y las cascadas de suspiros que nos inspira no permiten que se nos tape la nariz. Sin embargo, desde el momento en que se convierte en nuestro príncipe está condenado a ser nuestro ex cuando el nuevo amor de nuestra vida llegue o su conducta amerite ser derrocado.

Si tenemos mucha suerte y además le dedicamos el suficiente tiempo, tendremos al amante perfecto, ya superamos el enamoramiento y se volvió nuestro compañero de juegos. Creo que para mí es el más importante de todos. Este hombre pudo llegar a nuestras vidas desempañando cualquiera de los roles anteriores, pero gracias a su esfuerzo, creatividad y desempeño se quedó por mucho tiempo. Logró ganarse nuestra confianza y sacar a la lujuriosa que toda mujer lleva dentro, con él practicamos sin pensarlo todas las actividades sexuales que se nos ocurran. Hace con los ojos cerrados los pases mágicos que nos derriten. No debemos meter la panza cuando se nos acerca y sin cuestionarnos puede esperar cinco minutos a que nos lavemos los dientes y corramos al refrigerador por la crema chantilly … que les digo… es ese a quien recuerdo y le dedicó casi todas mis sonrisas.

Finalmente, toda mujer de mi edad y quizá de todas las edades debe tener un hombre ideal. Es aquel a quien dotamos de todos los atributos que creemos nos harían felices, los consideramos nuestra alma gemela y por supuesto NO EXISTE.

Escrito por: Lu Co

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