¿Por qué le cuesta a las personas
hablar al respecto?
Definitivamente me parece que
atienden a la premisa: No hables sobre lo que no conoces. A riesgo de
evidenciar “mi moral distraída” debo reconocer que algo sé al respecto, aunque
definitivamente sexóloga no soy, pero sí practicante devota y como decía mi comadre
(indebidamente): La práctica hace al maestro o al menos te llena de experiencia
compartible.
Hoy mi concepción al respecto se reduce a
definirlo como una función biológica
básica orientada, ADEMÁS de la procreación, simple y sencillamente a “sentir
rico”, para llegar a ella me he alejado de las pretensiones morales y
religiosas que lo conciben como “un ente” que de ser mal usado nos determina
como seres sin valores y su abuso nos lleva irremisiblemente a la condena
eterna… ¿Será…?
¿Por qué la legislación moral y
religiosa no es tan estricta con otras funciones vitales del ser humano? Yo me
pregunto, ¿cuántas respiraciones son moralmente correctas o cuánto oxígeno debo
permitir que entre a mi organismo para que el exceso no me condene a las llamas
del infierno?
¡Simplemente no lo entiendo…! ¿Cómo
es posible que hacer de la actividad sexual “gustosa” parte de tú día a día te
pueda marginar socialmente y hacerte objeto de señalamientos dignos de la
inquisición que se atreven a cuestionar tu calidad humana y presuponen que ésta
disminuye proporcionalmente al número de orgasmos que tengas?
Otro factor que viene a complicar
ésta actividad es la leyenda urbana que indica que en las relaciones sexuales
debe intervenir de manera obligatoria y legitimadora “EL AMOR”… A lo largo de
mi existencia he presenciado cientos de pláticas (creo que ya soy muy mayor),
consejos y fábulas casi bucólicas que vinculan éste “sentimiento” como
determinante para decidir si tener o no relaciones sexuales, peor aún,
encontramos resquicios vivientes que consideran que el coito es UNA PRUEBA DE
AMOR.
Entonces yo me pregunto, ¿debo
aconsejarle a mi hija que sólo salga a comer con hombres a quienes ame? o de lo
contrario su acto de saciar una necesidad fisiológica BÁSICA es susceptible de
ser cuestionado moralmente y convertirla en una mujer socialmente NO ACEPTABLE.
Y exigirle a mi hijo que de ninguna
manera se atreva a ir acompañado de una mujer al cine, porque es posible que
comparta con su acompañante una escena que complazca a varios de sus sentidos y
quizá sea obligado por los padres de la inocente criatura a CUMPLIRLE y se
tenga que casar argumentando que tuvieron un “momento íntimo”.
No lo creo, me parece
indispensable que redimensionemos las actividades sexuales a su justo nivel y
asumirlas como actividad fisiológica que nos proporciona momentos de placer y
horas de sana diversión, obviando que debe hacerse de manera responsable y con
todos los accesorios requeridos para garantizar la integridad física de él o
los participantes.
Y de ninguna manera me atrevería
a aconsejar, inducir o recomendar a ninguna persona, ni siquiera de la tercera
edad, a hacer a un lado el resto de sus actividades lúdicas y a dedicarse de
manera prioritaria a sentir rico… TODO ABUSO PERJUDICA LA SALUD.
Escrito por: Lu Co
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