miércoles, 26 de julio de 2017

DISERTACIONES: EL AMOR DE MI VIDA

Como decía alguien de un pueblo donde viví, las brujas no existen pero de que las hay las hay...

Ayer platicaba con mi comadre, esa que les he contado que vive enamorada del amor y además de estar en estado vulnerable, ese que nos dejan las borracheras “mala onda”, le agarró el mal de amores… dícese cuando sin motivo aparente les entran las tristezas porque tiene incertidumbre o melancolía en al plano emocional, ya sea porque el objeto de su cariño está enojado, ya se fue o peor aún ni ha llegado.

El meollo del asunto es que en esta materia yo no tengo una amplia experiencia y por lo tanto carezco de las palabras correctas para dar ánimo a las personas que pasan por estos transes críticos, en mi caso particular,el amor de mi vida me dejó tirada en el suelo, medio mareada y sumamente adolorida, repitiéndome una y otra vez ¿pero qué necesidad había?

Pero en un afán empático, me puse a reflexionar al respecto y desde luego que la experiencia de encontrar al hombre que sea acreedor a todos nuestros pensamientos, sonrisas, suspiros, buenas intenciones, deseos, etc… le da otro sentido a la vida, sin embargo, la experiencia entre las mujeres enamoradizas como mi comadre y las escépticas como yo, deben ser diametralmente opuestas.

A mí el amor se me personificó en uno de los hombres más guapos que he conocido, con una sonrisa perfecta, un ánimo permanente divertido y un desinterés absoluto en las cosas que me parecían importantes; su alegría por la vida era contrastante con el estado de angustia en que yo permanecía por las decenas de complicaciones que tenía en mi logística vital.

Poco a poco y sin pensarlo (creo que eso es hasta la letra de una canción pero juro por dios que así fue) se posicionó en mi corazón como “el hombre de mi vida”, compartíamos absolutamente todo y las actividades conjuntas eran el pan que me alimentaba el alma en el sentido amoroso, porque por supuesto mis hijos son mi prioridad. Como todo principio tuvo su final (un poco agitado para mi sensibilidad), pero hasta hoy nos seguimos hablando y ambos damos las gracias por representar el uno para el otro “el verdadero amor”.

Sin embargo, cuando veo las experiencias de las mujeres enamoradizas como mi comadre, creo que tenemos diferencias sustantivas. Ellas van por el mundo entusiasmadas queriendo enamorarse, añorando los besos que aún no existen, la posibilidad latente de por fin entregar su corazón al príncipe azul que las ha venido a rescatar de un mundo sin romance; llevan los besos en los labios como un artilugio mágico que les ayudará a identificar a su caballero andante.

He ahí donde la duda me entra ¿Qué tan confiable puede ser su criterio para identificar al amor de su vida, si andan como “chivas locas” sembrando ilusiones en cada inicio de una relación o peor aún se “aparejan” con tan buena disposición que no se dan cuenta de las características reales del sujeto que en muchas ocasiones sólo se deja querer y se instala en una posición cómoda de objeto de cariño.

¿Cómo puede una mujer llegar a aceptar malos tratos, discusiones, gritos y acciones poco caballerosas como algo normal en su relación, nada más porque el sujeto está con ellas y cuando no es violento puede ser detallista y cariñoso?. ¿Qué tal prudente es aceptar lo más por lo menos, si al hablar de ese “menos” vulnera su dignidad?

Muchas de mis conocidas dicen que así son las relaciones, que tienen tiempos buenos y tiempos malos… pero para mí un “mal tiempo” es falta de salud o escasez de dinero, pero no que al hombre se le meta el demonio y violente a su pareja o que ande brincando de cama en cama o le pierda el respeto a la supuesta “mujer de su vida” y la humille o dejé de tratarla como la princesa que es.

Al igual que todo en este mundo, “los amores de la vida”, vienen en muchas presentaciones, las personas buscan, se identifican o asignan  las características que las hacen felices, pero lo cierto es que nadie debe sacrificar el amor propio y la dignidad por otra persona, el amor se trata de otra cosa.

A ti, la más querida de mis comadres, sé que por ahí circula un hombre, que quizá no tenga una apariencia deslumbrante, pero que va a llenar todos los huequitos de tu ansioso corazón, que te admirará y respetará tanto como todos los que estamos cerca de ti y podrán aprender, crecer juntos y cultivar un amor que los hará FELICES POR SIEMPRE.


Escrito por: Lu Co
Si te gustó el artículo, ¡Ayúdanos a compartirlo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario