lunes, 17 de abril de 2017

Felices para siempre

Un día de tantos que platicaba con mi mamá tocamos el tema de mi soñado príncipe azul, ella realista o resignada (según lo vean) se mantuvo firme con que estaban obsoletos y que ella nunca busco uno ni lo necesitaba porque ya tenía su felices para siempre,  mientras que yo por mi parte soñadora o ingenua le decía que creía en que estaba en alguna parte y esperaba que nos encontramos algún día, a pesar de que me considero una persona feliz sigo teniendo esa esperanza albergada en mi corazón de niña.

Desde que tengo memoria, había hecho planes de cómo quería que fuera mi vida, siempre tuve claros mis objetivos, hasta donde quería llegar en mis estudios, profesionalmente e inclusive en mis relaciones personales, juraba que iba a conocer a ese último gran amor cuando estuviera en la universidad, el momento en que nos mudaríamos juntos e inclusive iniciaremos nuestra propia familia.

Pero como bien saben, los planes no siempre resultan como uno espera, en los estudios puedo decir que concluí mi licenciatura satisfactoriamente, me especialicé, realicé una maestría y espero estudiar una más; trabajé en lo que me gustaba hasta que dejó de encantarme y me fui en busca de un nuevo sueño, e inclusive recibí una carta de una editorial que publicarían mi libro, con dicha noticia mi esperanza de convertirme en escritora recién comenzaría, sin embargo debo confesar que en mi plan de ese gran amor me fallaron los cálculos.

Pero, optimistas como somos mi niña interior y yo, llegamos a la misma conclusión que Albert Einstein el tiempo es relativo, me di a la tarea de analizar diferentes películas infantiles donde mis princesas favoritas conocieron a su príncipe azul y sellaron juntos su felices para siempre, en todas las películas somos testigos de todos los peligros y obstáculos que los protagonistas tienen que superar para llegar al final que todos conocemos y todo esto en dos horas o menos.


Sin embargo nunca se menciona el tiempo que ocurrió entre una escena y otra, no sabemos si el príncipe de Cenicienta tardó una tarde, tres días o diez meses en hallar a la doncella dueña de la zapatilla de cristal; que me dicen de Frozen, ¿por cuánto tiempo estuvo Arendelle presa del invierno?; o la princesa Aurora, ¿pudo disfrutar de una pequeña siesta de quince minutos o en realidad fueron años los que permaneció en cama hasta que Felipe venció a Maléfica y pudo darle ese beso de amor verdadero?

Claro que no podríamos esperar que los guionistas y dibujantes realizaran las películas en tiempo real, seguramente perderían nuestra atención y querríamos adelantarla para saber cómo terminaría la historia, pero para bien o para mal nosotros no tenemos un control remoto o un guión que nos indique cuánto nos falta para vivir la o las escenas que esperamos con ansias.

Y para serles sincera no tengo prisa, he aprendido a disfrutar las escena que vivo día a día, con todo y el aburrimiento, la rutina, los problemas e inclusive las equivocaciones, sé que también viviré más aventuras que cualquiera de mis princesas favoritas y tengo la plena certeza que en algún momento tarde o temprano llegará la escena de … y vivieron felices para siempre, pero a diferencia de las películas o libros, mi historia no terminará ahí, la pluma aún no será guardada, por el contrario estará lista para escribir el siguiente capítulo con mi coprotagonista y el resto de los personajes que se sumarán a la historia.


Escrito por: Sue FC

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1 comentario:

  1. Como lo dije y lo seguiré diciendo: "Érase una vez", y habrá uno continuamente hasta el fin de nuestros días, incluso cuando creamos que ya estamos en el "vivieron felices por siempre".

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