Bueno la cosa es que a un miembro de este grupo de amigos aspirantes a médicos, se le ocurre matarse con fármacos y luego de estar muerto un ratito, sus compañeros deben resucitarlo con electro shocks y más fármacos reanimadores, para luego contar su experiencia a los demás.
De inicio toda sale muy bien y juegan a los muertitos para luego contarse sus cositas, pero… no todo podía ser color de rosa y ¡zaz! resulta que cuando los resucitan regresan con sus asuntos pendientes acechándolos y los persiguen durante una hora, poniéndonos a todos un poco asustados y pensativos.
Como resultado de esa película, toda una generación nos pusimos a reflexionar sobre el Karma… la pieza cinematográfica nos mostraba a personajes prototípicos que iban desde el maldito salvaje que junto a su grupo de amigos le hizo bullying a un compañerito de escuela hasta que se murió; otro que era un exhibicionista y le gustaba grabarse teniendo sexo con mujeres desconocidas; uno más que le decía negra a una negra y la joven Julia que había visto a su papá suicidándose y no entendía nada
de nada, pero lloraba como si de veras.
La moraleja de esta historia, es que en esta vida todo se paga, no hay que esperar a la siguiente, sin embargo a pesar que en este siglo ya es del dominio público que el Karma es más justiciero que los premios de la lotería nacional, todavía hay personas que les gusta andar por el mundo fastidiando a los demás.
¿Qué es lo que estamos esperando para eliminar de nuestros planes hacer la vida difícil a la vecina, compañera de oficina, amiga del tío de mi comadre o cualquier otro inocente cuyo mayor error fue inmiscuirse en nuestro discurrir histórico? ¿Por qué no nos decidimos a sumar en lugar de restar o dividir?
Les prometo que cuesta el mismo trabajo hacer a una persona feliz que infeliz, no hay nada mejor en este mundo que encontrar una mano cuando nos sentimos “apachurrados” y no vemos la luz con claridad. ¿No les gustaría que alguien les ayudará a sacarse las piedritas que sienten en los zapatos? ¿O les enseñará que eran pelusas del calcetín y que para dejar de sentirlas sólo necesitan voltearlo y sacudirlo?
A fin de que puedan valorar su actuación hacia los demás, los invito a que hagan un ejercicio muy sencillo… imaginen que alguien con quien conviven a diario, ya sea su amigo, pariente o cualquier persona con quien tengan actividad en común, les augure: Espero que la vida te devuelva exactamente lo que me has dado. ¿Cómo se sentirían con ello? ¿Lo tomarían como una maldición gitana o como buenos deseos?
En caso de que se sientan amenazados y piensen que a la vuelta del pasillo los estará esperando un niño con un bat de béisbol para darles su merecido, reorienten sus acciones y practiquen el respeto al prójimo y si por el contrario, saben que en cualquier momento la vida los colmará de bendiciones, sigan así, seguro les llegarán.
Por ahí alguien decía sabiamente: A las buenas personas les pasan cosas buenas y a las malas… que con su pan se lo coman.
Escrito por: Lu Co
¿Te gustó el artículo? ¡Ayúdanos a compartirlo!
wow sin duda nunca nunca deja de sorprenderme en días como hoy leer algo así hace que sin duda mi estado de animo cambie radical pues logra hacerme ver las cosas tan diferentes o si... muchas gracias la adoro
ResponderEliminarGracias Solecito!!! Esta perfectamente correspondido
ResponderEliminar