¿Les suena conocido? La denominada equidad de género no es algo nuevo en la historia de los seres humanos, desde 1673 podemos ubicar el primer discurso crítico sobre la igualdad y diferencia entre los sexos; a finales del siglo XIX e inicios del XX fue retomado con más fuerza hasta alcanzar el reconocimiento y legitimidad constitucional.
Definitivamente no podría considerarme feminista radical, toda vez que bajo ningún esquema afirmaría que hombres y mujeres somos iguales al 100; bendigo las diferencias que nos permiten ser complementos. Me parecen innegables, tanto en lo físico como en las estructuras mentales y jamás me atrevería a competir con un hombre a cargar ladrillos ni nada que implicara fuerza física.
Sin embargo el tema de la equidad de género me parece muy atractivo para comentar, sobre todo cuando los medios de comunicación replican temas tan banales como que una mujer (en todo su derecho) decidió demandar a un taxista por gritarle guapa; su petición de justicia fue atendida y el atrevido truhan castigado; para mi gusto les faltó lavarle la boca con Ajax y Cloro a ver si se le quitan las ganas de faltarle al respeto al prójimo, sin importar que sea hombre, mujer, alebrije o quimera.
Al respecto del caso, al igual que a muchas personas (me imagino), me cabe la duda ¿Fue lo mejor invertir recursos tanto de los medios de comunicación como de las autoridades y líderes de opinión en atender una falta verbal cometida por Don Rabo Verde, cuando en México, miles de mujeres son golpeadas y asesinadas por el simple hecho de ser mujer? Me parece que es tan absurdo como prestar tanta atención a la muerte del Divo de Juárez, cuando miles de niños en nuestro país mueren de hambre ¿cierto?
En México los amantes del buen español nos hemos tenido que chutar el denominado lenguaje incluyente que fue muy expuesto ante los medios de comunicación por nuestro expresidente panista, Vicente Fox, quien tuvo a bien repetir hasta el cansancio la aberración de “mexicanos y mexicanas”; “ciudadanos y ciudadanas” y el muy popular “chiquillos y chiquillas”, sin importarle en lo más mínimo que en español, el plural masculino implica a ambos géneros gramaticales; y decir ambos es correcto únicamente cuando el masculino y el femenino son dos palabras diferentes como por ejemplo, mujeres y hombres; damas y caballeros, etc. ¿o es que acaso decimos policías y policíos??
(https://www.youtube.com/watch?v=iIZhaLvXZ2o&app=desktop).
No tengo ni la más remota idea si en el resto del mundo este replicándose un tema que me parece tan absolutamente inútil y absurdo, como obligar a todos los que tienen ojos a puntualizar el género al que pertenece su interlocutor y particularmente si es femenino (si alguien lo sabe por favor que me ilumine) y peor aún, orientado a convencer a las mujeres que sus cargos y títulos deben adecuarse a su género (jueza, presidenta, abogada, contadora, etc.) y en caso de que su jefe, compañero o cualquier hombre, generalice el termino deben acudir aunque sea con Chabelo a denunciarlo por discriminación.
¿Será que es tan barato el nivel de preocupación que tenemos en México por el tema de la igualdad de género? En mi perspectiva, tanto la humillación como la discriminación, a menos que vayan acompañadas de agresión física, son tan abstractos como el número 4 ¿alguna vez han visto a ese numeral caminando por la calle o esperando el metro?... Para que puedan existir se necesita que alguien se sienta humillado o discriminado (¿humillada o discriminada? jajaja) ¿Por qué no mejor nos preocupamos por la violencia que los machos descerebrados ejercen en contra de mujeres que aún no saben que no deben ser maltratadas?
Sin embargo y a riesgo de parecer bastante mundana, debo aceptar que hay algunas palabras y conversaciones que me hacen sentir verdaderamente “insultada” cuando son dirigidas a mí... por ejemplo, me fastidia que un sujeto que recién conozco, tome una pose de galán conquistador y se refiera a mí como baby o bebé; me enfurece que al presentarme a alguien (hombre o mujer) y menciono mi nombre por primera vez (Lourdes) tengan la osadía de decirme: mucho gusto LULÚ… (Aghhhhhhh así se llamaba la perra chihuahueña de mi vecina, que además era insufrible) y por último, puedo patear a quien generaliza y vuelve superficial una explicación por parecerle que su interlocutor (o sea yo) no es capaz de entender las especificidades.
Definitivamente no creo que las mujeres sean de Urano o de Júpiter y los hombres de Saturno o Plutón, en mi perspectiva todos somos terrícolas, unidades bio-psico-sociales; debemos respetarnos a la vez que protegemos a nuestro planeta y a los seres que nos acompañan en esta maravillosa aventura llamada VIDA.
Escrito por: Lu Co
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