Nunca pensé en escribir esto porque durante todos los años que llevo trabajando he aprendido lo importante que es contar con información, que además de darnos certezas nos permita proyectar escenarios a fin de que no nos sorprendan, calcular riesgos, etc. sin embargo, en el último mes he tenido dos experiencias verdaderamente desagradables, porque dos personas creyeron que yo debía conocer “algo” que puedo jurar no estaba dentro de mi horizonte.
El primero de ellos fue un hombre, al parecer muy educado y decente, dedicado a la docencia y a la supervisión de las buenas costumbres en una escuela de educación media superior posicionada entre las más prestigiosas del país. No obstante, hace algunas semanas me envío muy temprano un mensaje, que pensé que era para desearme un buen día. Y NO, era una fotografía de este caballero vistiendo únicamente una tanga de mujer… desde ese día la imagen me persigue como pesadilla.
Perdí cualquier tipo de respeto y buena disposición que pudiera haber tenido hacia él, me enfureció que se atreviera a invadir mi privacidad con información visual que no necesitaba. Nunca más podría verlo a la cara sin anteponer la imagen de su cuerpo vestido únicamente con una tanga rosa… iuuuuu. Además que tengo dos hijos y mi teléfono es tan público como los ubicados en las centrales camioneras, tampoco creo que ellos necesitarán esa imagen. Qué tal si en lugar de haberlo visto yo, lo hubiera hecho mi hija… Ya bastante tiene con una madre como yo…
Semanas después tuve a bien conocer a otro individuo que días después de tratarme se declaró mi más ferviente admirador. Me llenó de regalos y detalles lindos, además de mensajes vía celular con temas religiosos, de esos que son como cadenas y contienen imágenes de la biblia y así… Por supuesto que me parecieron también un poco invasivos, pero en fin, pensé que el gentil caballero era sumamente religioso.
Un día tras declinar una invitación a un concierto, porque alguien tan religioso tampoco es el tipo de hombre que llame mi atención, me envío una imagen a las tantas de la mañana mientras yo platicaba con otro amigo, a quien le comenté el hecho y muy burlón me dijo: “y ahora que habrá hecho Jesús que te tenga que informar a esta hora”. Curiosa como soy, abrí el mensaje para leer la nueva dedicatoria religiosa, y ZAZ!!!!, casi me desmayo, era la fotografía de este sujeto con sus partes divertidas completamente expuestas.
Creo que hasta la presión se me bajó y se lo comenté a mi amigo, quien dudo de mi palabra, toda vez que el señor se veía muy educado, decente y respetable. Le pedí autorización para compartirla con él y se la hice llegar… Cuando recuperó el habla, ambos llenamos de insultos al pervertido y por supuesto le pedí al hombre ese que me eliminara de sus contactos y de su vida. ¿Qué le hizo pensar que yo ocupaba conocer esa parte tan íntima de su ser?. iuuuuuuuuu (de nuevo) el sujeto se excusó diciendo que un sobrino suyo había manipulado el celular y era el osado malhechor. Argumento que no creí.
Posteriormente comenté con mis hijos el incidente. Y nuestra sexóloga de cabecera (mi hija) nos explicó que era algo normal, que los seres del sexo masculino tienen gusto en exhibirse, además de que ellos se “prenden” viendo imágenes de mujeres desnudas y piensan que en el sexo opuesto opera de la misma manera, cuando nosotras somos más sensibles a recibir cariños, besos y palabras dulces.
Nuevamente, agradecí los amplios conocimientos de mi hija que desde hace más de 15 años nos resuelve todas nuestras dudas sobre el sexo…. Mi hijo quedó muy claro que él nunca debe hacer eso porque se convierte en un pervertido a los ojos de la joven a quien pretenda conquistar, y seguramente si la impresionará, pero no de manera favorable como había ocurrido conmigo, que inmediatamente saqué de mi horizonte a tan desinhibidos sujetos.
Caballeros, por favor no envíen ese tipo de imágenes a sus conquistas, salvo previa autorización o solicitud explicita… a las mujeres no nos gusta ver tanto… o tan poco, aunque ustedes crean que su pene es algo grandioso, debo confesar que es bastante feíto… sin importar su capacidad lúdica.
Escrito por: Lu Co
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