martes, 20 de octubre de 2015

DISERTACIONES: ¿ABUSO = IGNORANCIA?

Con todo mi cariño y agradecimiento para las personas que en el camino han compartido conmigo su corazón y enseñanzas… (y las que faltan).

Hace algunos días me compartían una historia, similar a las que lamentablemente suelen ocurrir en más de un centro de trabajo; un “supuesto jefe” decidió desquitar su frustración e ira con su equipo de trabajo, el pedazo de salvaje (no encuentro una palabra amable para definirlo) les había gritoneado y señalado sus supuestas incapacidades utilizando palabras nada objetivas y groseras.


Sin embargo y para sorpresa del “jefe”, los miembros de ese grupo laboral habían sido entrenados por la mafia china y lejos de quedarse callados, le respondieron como se lo merecía; al parecer la situación fue tan álgida que a punto estuvieron de llegar a las manos y convertir la oficina en la Arena México y combatir cuerpo a cuerpo en una lucha de máscara contra cabellera.

En mi interior casi agradecí que la historia hubiera tenido ese final —“una de cal por las que van de arena”—pensé. No obstante me entristece que algunas personas decidan que su forma de trabajo sea a fuerza de amenazas y castigos, ante su incapacidad absoluta de ganarse el respeto de sus subalternos por su capacidad y liderazgo.

Estos conflictos laborales al parecer se suscitan tanto en la iniciativa privada como en las oficinas de gobierno. ¿Quién tiene la culpa de que esos incidentes ocurran? ¿Los jefes o los subalternos? En mi experiencia de casi de 20 años, puedo opinar que antes que nada, no se trata de culpa, podría decir que más bien es responsabilidad y definitivamente le daría un 90/10 a los jerárquicos superiores.

Y no crean que esto se debe a que tengo por ahí algún resentimiento guardado de mis primeros años laborales, por el contrario, he tenido la fortuna de encontrar a excelentes jefes que me orientaron y enseñaron los primeros pasos en la administración pública, aunque no tanto como mis compañeros de trabajo y posteriormente los miembros de mi equipo de apoyo que han sido mis mejores maestros.

Sin embargo para mí es muy claro que un jefe, sobre todo en las dependencias públicas en donde el dinero de los sueldos procede de los impuestos de los ciudadanos, es esencialmente un coordinador de esfuerzos cuya responsabilidad es servir de apoyo estratégico a los funcionarios que tienen la obligación de dar respuesta y solución a las exigencias de la sociedad.

¿Entonces qué pasa con las personas que tratan a su equipo de trabajo como si fueran sus esclavos? ¿Estarán conscientes que no son ellos quienes aportan el dinero para solventar el sueldo de sus colaboradores, quienes están ahí para apoyarlo, más no para hacer su trabajo?

Es entre triste y divertido analizar el desempeño de muchos “mando medios y superiores” que además de sentir que fueron elegidos por Dios, asumen un aire de prepotencia digna de Kim Jong-Un (si no saben quien es se los dejo de tarea), por supuesto los hay de muchas formas, colores y precios, sin embargo las conductas más comunes son:

1.    Los que se sienten elegidos por el ser supremo con quien además presumen tener una relación personal... Por supuesto que debe ser así porque su incapacidad es tan evidente, que debe considerarse un “milagro” que ocupe el puesto que tiene.

2.    Los que creen que su oficina es una extensión de su casa y su equipo de apoyo su personal doméstico; pretenden que sus subalternos les asistan haciendo las compras, llevando a los niños a la escuela y al cónyuge a realizar sus labores domésticas, etc.

3.    Los prepotentes monárquicos, son aquellos que creen que todo lo saben y tienen un complejo de superioridad digno de la edad media, tratan a su equipo de apoyo como esclavos y se siente mejores que cualquiera, sin embargo son incapaces de compartir su supuesto conocimiento y no hacen nada más que criticar, para ellos todos está mal y no dicen porque ni cómo hacer las cosas; cuando su superior les llama la atención por algún error, son incapaces de asumir la responsabilidad y culpan siempre a sus subordinados.

4.    Los galanes o divas, se sienten más guapos que ningún otro y van a la oficina a conquistar admiradores, para ellos la apariencia física es más importante que la capacidad.

5.    Los nuevos ascendidos, son aquellos que recientemente se han incorporado al “grupo de los jefes” y creen que su obligación es solamente mandar, quieren que les hagan todo, que las personas a su cargo les preparen el café, les traigan la comida, hagan su trabajo y se niegan a realizar cualquier actividad que les implique esfuerzo porque consideran que ya han conseguido la meta de volverse los “mandones”. Se olvidan de sus antiguas amistades y únicamente quieren vincularse con los jefes de su “nivel”.

Es muy lamentable que existan jefes como cualquiera de los modelos anteriores y otros más que no se me ocurrieron, nunca entenderé como es que ese tipo de personas pueden ascender jerarquicamente en su desempeño laboral, toda vez que acaban por convertir su área de trabajo en una zona de tortura y suplicio para quienes tienen la mala fortuna de tenerlos como superiores. Las personas educadas, son educadas siempre, en cualquiera de los escenarios en que se encuentren.

Quizá ignoren que la vida es como una rueda de la fortuna y que la justicia divina existe y en algún momento se toparán con alguien que les haga pagar todo el abuso que han cometido. Me parece que es más sencillo y eficiente el trabajo en equipo, nunca debemos de perder de vista que tener personas a cargo, es una responsabilidad que implica procurar su bienestar laboral para que puedan desarrollar sus capacidades que al fin del día serán en beneficio de todos. Todas las personas tienen una o muchas habilidades especiales y una historia de vida que compartir y de la cual aprender.

Para todos los que en este momento tiene que aguantar a algún superior déspota y prepotente, recuerden que el trabajo es solo la actividad a la que nos dedicamos para obtener una retribución económica, nada tiene que ver con lo que somos en la vida, téngale paciencia y acumulen las vivencias para que ustedes cuando asciendan laboralmente, nunca se porten así, que además de no verse bonitos, de esa manera jamás conseguirán el respeto de los demás.

Escrito por: Lu Co

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