jueves, 29 de octubre de 2015

Dramáticas incomprendidas

La semana pasada una de mis mejores amigas me pidió un aventón a Santa Fe porque tenía una entrevista de trabajo, sin dudar le dije que sí. Así pues al día siguiente que me pidió el favor nos vimos afuera de mi casa y nos pusimos en marcha, recordé los días de preparatoria en que justamente platicábamos de mil y un tonterías mientras llegábamos a la escuela.

Durante ese trayecto mi amiga me platicaba de unos problemas que tenía con su novio, el problema principal es que ella le contaba cosas y él no les prestaba la atención ni importancia deseada por parte de mi amiga entonces ella le dijo: “si te vale lo que digo mejor dímelo” y él como blanca palomita cayó y respondió “la verdad sí, no me importan los detalles ve directo al punto”.  Grave error el que cometió desde el punto de vista de mi amiga porque desató a su demonio interno quien sin pensarlo dos veces le dijo “entonces te vale lo que te cuento…”

La verdad es que cuando mi amiga acabó de contarme no pude contener las carcajadas y cuando me preguntó de qué me reía, con toda la honestidad que poseo le dije “¿para qué le preguntas? Y peor aún ¿por qué te enojas si tú le pediste que te lo dijera”

Esa misma plática me recordó a un monologo de Franco Escamilla que se llama “Tres neuronas” (si no lo han visto se los recomiendo). Básicamente habla sobre lo que pasa por la cabeza de los hombres y de las mujeres en una discusión, y déjenme decirles a todos los lectores masculinos que entiendo porque creen que somos complicadas, pero la verdad es que nos falta coherencia al hablar porque no tenemos conectada la razón al corazón, pero principalmente porque nos encanta el drama.


Mientras una discusión se lleva a cabo con nuestra pareja nosotras estamos imaginando una escena de película en la que todo va a terminar en besos, abrazos y detalles, juramos que cuando demos media vuelta, él nos detendrá y nos dará un beso; que si estamos peleados, él mandará un enorme ramo de rosas a la oficina; que al llegar a casa nos esperará con una cena romántica. Pero cuando el resultado después de una pelea o discusión no es el que imaginamos el “pancho” que ya hicimos duplica su tamaño y ahora imaginamos cientos de razones por las que no resultó, entre las más populares pueden estar los típicos “ya no me quiere” o “seguro ya tiene otra”.

Mujeres, no se pasen, les juró que no son adivinos, si les dices que te digan la verdad y por dentro piensas “más vale que me digas que te importo”,  no se enojen con ellos cuando respondan honestamente a lo que preguntaste y no a lo que pensaste, aunque no lo crean no leen la mente, es mejor que les digas “si no te importa, al menos finge que sí, porque quiero sentirme escuchada” , les ahorrarían cientos de problemas. O con el clásico:
- ¿Qué tienes?
- Nada
Si no es cierto no digan eso, si se enojaron porque no les abrió la puerta del coche, díganselo, les juro que lo último que quieren es molestarlas, por el contrario estoy convencida que evitarían repetir algo que ya las hizo enojar previamente.

Hombres, si quieren ahorrarse esas escenas vean cualquier película chick flick y ahí tienen cientos de trucos y secretos, claro que lo más probable es que cuando la detengan después de una pelea ella les grite y les diga que la dejen y demás, NO CAIGAN, el drama sólo se está haciendo más grande, los está probando a ver que tanto la quieren, denle un beso y no dejen que siga discutiendo, y aunque aparentemente ella sigue peleando, por dentro está brincando de felicidad, se siente la mujer más afortunada y amada sobre la faz de la tierra.


Escrito por: Sue FC

martes, 27 de octubre de 2015

DISERTACIONES: DEMASIADA INFORMACIÒN

Nunca pensé en escribir esto porque durante todos los años que llevo trabajando he aprendido lo importante que es contar con información, que además de darnos certezas nos permita proyectar escenarios a fin de que no nos sorprendan, calcular riesgos, etc. sin embargo, en el último mes he tenido dos experiencias verdaderamente desagradables, porque dos personas creyeron que yo debía conocer “algo” que puedo jurar no estaba dentro de mi horizonte.

El primero de ellos fue un hombre, al parecer muy educado y decente, dedicado a la docencia y a la supervisión de las buenas costumbres en una escuela de educación media superior posicionada entre las más prestigiosas del país. No obstante, hace algunas semanas me envío muy temprano un mensaje, que pensé que era para desearme un buen día. Y NO, era una fotografía de este caballero vistiendo únicamente una tanga de mujer… desde ese día la imagen me persigue como pesadilla.


Perdí cualquier tipo de respeto y buena disposición que pudiera haber tenido hacia él, me enfureció que se atreviera a invadir mi privacidad con información visual que no necesitaba. Nunca más podría verlo a la cara sin anteponer la imagen de su cuerpo vestido únicamente con una tanga rosa… iuuuuu. Además que tengo dos hijos y mi teléfono es tan público como los ubicados en las centrales camioneras, tampoco creo que ellos necesitarán esa imagen. Qué tal si en lugar de haberlo visto yo, lo hubiera hecho mi hija… Ya bastante tiene con una madre como yo…

Semanas después tuve a bien conocer a otro individuo que días después de tratarme se declaró mi más ferviente admirador. Me llenó de regalos y detalles lindos, además de mensajes vía celular con temas religiosos, de esos que son como cadenas y contienen imágenes de la biblia y así… Por supuesto que me parecieron también un poco invasivos, pero en fin, pensé que el gentil caballero era sumamente religioso.

Un día tras declinar una invitación a un concierto, porque alguien tan religioso tampoco es el tipo de hombre que llame mi atención, me envío una imagen a las tantas de la mañana mientras yo platicaba con otro amigo, a quien le comenté el hecho y muy burlón me dijo: “y ahora que habrá hecho Jesús que te tenga que informar a esta hora”. Curiosa como soy, abrí el mensaje para leer la nueva dedicatoria religiosa, y ZAZ!!!!, casi me desmayo, era la fotografía de este sujeto con sus partes divertidas completamente expuestas.

Creo que hasta la presión se me bajó y se lo comenté a mi amigo, quien dudo de mi palabra, toda vez que el señor se veía muy educado, decente y respetable. Le pedí autorización para compartirla con él y se la hice llegar… Cuando recuperó el habla, ambos llenamos de insultos al pervertido y por supuesto le pedí al hombre ese que me eliminara de sus contactos y de su vida. ¿Qué le hizo pensar que yo ocupaba conocer esa parte tan íntima de su ser?. iuuuuuuuuu (de nuevo) el sujeto se excusó diciendo que un sobrino suyo había manipulado el celular y era el osado malhechor. Argumento que no creí.

Posteriormente comenté con mis hijos el incidente. Y nuestra sexóloga de cabecera (mi hija) nos explicó que era algo normal, que los seres del sexo masculino tienen gusto en exhibirse, además de que ellos se “prenden” viendo imágenes de mujeres desnudas y piensan que en el sexo opuesto opera de la misma manera, cuando nosotras somos más sensibles a recibir cariños, besos y palabras dulces.

Nuevamente, agradecí los amplios conocimientos de mi hija que desde hace más de 15 años nos resuelve todas nuestras dudas sobre el sexo…. Mi hijo quedó muy claro que él nunca debe hacer eso porque se convierte en un pervertido a los ojos de la joven a quien pretenda conquistar, y seguramente si la impresionará, pero no de manera favorable como había ocurrido conmigo, que inmediatamente saqué de mi horizonte a tan desinhibidos sujetos.

Caballeros, por favor no envíen ese tipo de imágenes a sus conquistas, salvo previa autorización o solicitud explicita… a las mujeres no nos gusta ver tanto… o tan poco, aunque ustedes crean que su pene es algo grandioso, debo confesar que es bastante feíto… sin importar su capacidad lúdica.

Escrito por: Lu Co 

lunes, 26 de octubre de 2015

Batallas internas

Últimamente he tenido cientos de debates con una personita que quiero muchísimo y a quien he protegido de que sea herida por…. La verdad ya no sé cuánto tiempo ha sido.

Se trata de una pequeña enamoradiza que cree en los cuentos de hadas, los príncipes azules y lo finales felices, ella es mi inspiración, mi motor de los sueños y quien me hace recordar que la magia existe.

La verdad es que casi siempre nos llevamos bastante bien, a veces la dejó salir a jugar y a que haga locuras; todo va bien hasta que llega un nuevo prospecto a nuestras vidas, entonces las discusiones entre ella y yo comienzan, verán ella es algo despistada y le gusta creer que todos aquellos a quienes besamos se convertirá en ese príncipe azul que estamos esperando, pero normalmente no es así.

Yo no tengo ningún problema en jugar con ellos, pasarla bien por un rato y decir adiós, pero ella, esa ilusa niña cree cada palabra, no entiende que los príncipes azules de la vida real vienen con puros cuentos, y ¿saben qué es lo que más me molesta? Que después de que llora por días a causa de un mal de amores se vuelve a poner de pie, lista y dispuesta a seguir buscando a ese alguien con quien cree estar destinada a estar por algún tipo de destino mágico.

Se molesta tanto conmigo cuando quiero jugar con alguien, y a la vez yo me enojo con ella por querer entregar un cariño que no merecen, estoy completamente segura que no debemos entregarnos ante las primeras palabras bonitas o unos ojos pispiretos, pero ¡es tan necia!, (ja, seguro eso piensa ella de mí también).


En algunas circunstancias es bastante prudente, me ha costado que aprenda y encuentre la maña para identificar a quienes no valen más allá de una noche (a veces ni eso), se queda callada mientras yo me divierto, pero de vez en cuando aparece alguien en quien ella ve un gran corazón, cae rendida y se revela ante cualquier “no” que le diga, pelea, debate, discute, cuestiona y se aferra a ese maldito sentimiento que la ha invadido.

A veces me siento como mamá al tenerla encerrada pero la verdad es que solo quiero protegerla; recuerdo esa fría mañana después de navidad cuando le dijeron que Santa Claus no existía, como su pequeño corazón se quebró ante esa inexistencia de algo que le parecía tan mágico, y esa misma ilusión por Santa años más tarde la reemplazó por la sensación de tener mariposas en el estómago y al igual que con el señor del costal de regalos la magia desapareció, dejando un mar de lágrimas a su paso ante la primera decepción amorosa.

La verdad es que admiro su fuerza y sus ganas de luchar por algo que tiene la certeza que existe: los cuentos de hadas con finales felices. Pero hasta que llegue su (nuestro) príncipe azul seguiré cuidándola.

Escrito por: Sue FC

martes, 20 de octubre de 2015

DISERTACIONES: ¿ABUSO = IGNORANCIA?

Con todo mi cariño y agradecimiento para las personas que en el camino han compartido conmigo su corazón y enseñanzas… (y las que faltan).

Hace algunos días me compartían una historia, similar a las que lamentablemente suelen ocurrir en más de un centro de trabajo; un “supuesto jefe” decidió desquitar su frustración e ira con su equipo de trabajo, el pedazo de salvaje (no encuentro una palabra amable para definirlo) les había gritoneado y señalado sus supuestas incapacidades utilizando palabras nada objetivas y groseras.


Sin embargo y para sorpresa del “jefe”, los miembros de ese grupo laboral habían sido entrenados por la mafia china y lejos de quedarse callados, le respondieron como se lo merecía; al parecer la situación fue tan álgida que a punto estuvieron de llegar a las manos y convertir la oficina en la Arena México y combatir cuerpo a cuerpo en una lucha de máscara contra cabellera.

En mi interior casi agradecí que la historia hubiera tenido ese final —“una de cal por las que van de arena”—pensé. No obstante me entristece que algunas personas decidan que su forma de trabajo sea a fuerza de amenazas y castigos, ante su incapacidad absoluta de ganarse el respeto de sus subalternos por su capacidad y liderazgo.

Estos conflictos laborales al parecer se suscitan tanto en la iniciativa privada como en las oficinas de gobierno. ¿Quién tiene la culpa de que esos incidentes ocurran? ¿Los jefes o los subalternos? En mi experiencia de casi de 20 años, puedo opinar que antes que nada, no se trata de culpa, podría decir que más bien es responsabilidad y definitivamente le daría un 90/10 a los jerárquicos superiores.

Y no crean que esto se debe a que tengo por ahí algún resentimiento guardado de mis primeros años laborales, por el contrario, he tenido la fortuna de encontrar a excelentes jefes que me orientaron y enseñaron los primeros pasos en la administración pública, aunque no tanto como mis compañeros de trabajo y posteriormente los miembros de mi equipo de apoyo que han sido mis mejores maestros.

Sin embargo para mí es muy claro que un jefe, sobre todo en las dependencias públicas en donde el dinero de los sueldos procede de los impuestos de los ciudadanos, es esencialmente un coordinador de esfuerzos cuya responsabilidad es servir de apoyo estratégico a los funcionarios que tienen la obligación de dar respuesta y solución a las exigencias de la sociedad.

¿Entonces qué pasa con las personas que tratan a su equipo de trabajo como si fueran sus esclavos? ¿Estarán conscientes que no son ellos quienes aportan el dinero para solventar el sueldo de sus colaboradores, quienes están ahí para apoyarlo, más no para hacer su trabajo?

Es entre triste y divertido analizar el desempeño de muchos “mando medios y superiores” que además de sentir que fueron elegidos por Dios, asumen un aire de prepotencia digna de Kim Jong-Un (si no saben quien es se los dejo de tarea), por supuesto los hay de muchas formas, colores y precios, sin embargo las conductas más comunes son:

1.    Los que se sienten elegidos por el ser supremo con quien además presumen tener una relación personal... Por supuesto que debe ser así porque su incapacidad es tan evidente, que debe considerarse un “milagro” que ocupe el puesto que tiene.

2.    Los que creen que su oficina es una extensión de su casa y su equipo de apoyo su personal doméstico; pretenden que sus subalternos les asistan haciendo las compras, llevando a los niños a la escuela y al cónyuge a realizar sus labores domésticas, etc.

3.    Los prepotentes monárquicos, son aquellos que creen que todo lo saben y tienen un complejo de superioridad digno de la edad media, tratan a su equipo de apoyo como esclavos y se siente mejores que cualquiera, sin embargo son incapaces de compartir su supuesto conocimiento y no hacen nada más que criticar, para ellos todos está mal y no dicen porque ni cómo hacer las cosas; cuando su superior les llama la atención por algún error, son incapaces de asumir la responsabilidad y culpan siempre a sus subordinados.

4.    Los galanes o divas, se sienten más guapos que ningún otro y van a la oficina a conquistar admiradores, para ellos la apariencia física es más importante que la capacidad.

5.    Los nuevos ascendidos, son aquellos que recientemente se han incorporado al “grupo de los jefes” y creen que su obligación es solamente mandar, quieren que les hagan todo, que las personas a su cargo les preparen el café, les traigan la comida, hagan su trabajo y se niegan a realizar cualquier actividad que les implique esfuerzo porque consideran que ya han conseguido la meta de volverse los “mandones”. Se olvidan de sus antiguas amistades y únicamente quieren vincularse con los jefes de su “nivel”.

Es muy lamentable que existan jefes como cualquiera de los modelos anteriores y otros más que no se me ocurrieron, nunca entenderé como es que ese tipo de personas pueden ascender jerarquicamente en su desempeño laboral, toda vez que acaban por convertir su área de trabajo en una zona de tortura y suplicio para quienes tienen la mala fortuna de tenerlos como superiores. Las personas educadas, son educadas siempre, en cualquiera de los escenarios en que se encuentren.

Quizá ignoren que la vida es como una rueda de la fortuna y que la justicia divina existe y en algún momento se toparán con alguien que les haga pagar todo el abuso que han cometido. Me parece que es más sencillo y eficiente el trabajo en equipo, nunca debemos de perder de vista que tener personas a cargo, es una responsabilidad que implica procurar su bienestar laboral para que puedan desarrollar sus capacidades que al fin del día serán en beneficio de todos. Todas las personas tienen una o muchas habilidades especiales y una historia de vida que compartir y de la cual aprender.

Para todos los que en este momento tiene que aguantar a algún superior déspota y prepotente, recuerden que el trabajo es solo la actividad a la que nos dedicamos para obtener una retribución económica, nada tiene que ver con lo que somos en la vida, téngale paciencia y acumulen las vivencias para que ustedes cuando asciendan laboralmente, nunca se porten así, que además de no verse bonitos, de esa manera jamás conseguirán el respeto de los demás.

Escrito por: Lu Co

lunes, 19 de octubre de 2015

Locamente feliz

Desde que entré a laborar en el lugar donde me encuentro todas las personas que he tenido el placer de conocer dicen que estoy loquita y no dejan de preguntarme porque no soy una niña normal.

Para ser honesta en un principio no entendía a que se referían, aparentemente sonrío demasiado, me burlo de todo, le veo doble sentido a la más inocente frase, vivo abiertamente y sin importar el qué dirán, replico cuando algo no me parece bien y según ellos pienso diferente al resto de las personas cercanas, lo cual tampoco entiendo ¿qué es diferente?

Al momento de empezar a escribir este artículo me vinieron a la mente todas esas veces que la gente me ha dicho que estoy loca, en la escuela, en un bar, en una plática con mis amigas, en el trabajo, en…. ¡Donde sea! ¿Será acaso que en lugar de ser diferente la realidad es que todos los demás son demasiado parecidos?

Luego pensé en mi familia y no es por echarles la culpa pero creo que vivo con un par de loquitos que son igual de felices y sonrientes que yo. Mi mamá por ejemplo, sé que no es una mamá normal, o díganme ustedes, ¿cuántas mamás conocen que le limpien la marihuana a sus amigos pachecos? O que cuando le digan “No voy a llegar a dormir porque voy a quedarme en casa de fulanito” diga que sí. O mi ejemplo favorito, que llegue a la casa con su galán en turno y te pida un condón.

Quizá la locura que ven mis compañeros se debe a la vida que tengo, a los dos grandes amores de mi vida que tengo en casa, muchos podrían mirarnos extraños cuando nos vean correr en círculos con los oídos tapados como consecuencia de un estado de pánico, pero nosotros simplemente vemos a tres personas divirtiéndose se lo lindo.

Y claro que no podía dejar de lado a ese príncipe azul que algún día conoceré, quizá el también crea que estoy sumamente loca a lo que bien podría responder que “a las locas como yo le hace falta un tornillo como tú” o quizá conozca a alguien igual de locamente feliz que yo.

Así es que si, lo admito puede que este loca, que no sea una niña normal que tiene que esconderse cuando quiere hacer algo porque tengo a dos cómplices que siempre están para ayudarme, si ser divertida y risueña significa que estoy loca, no tengo nada que decir para cambiar la idea de aquellos que lo piensan, es más los invitaría a que prueben la locura.

Como dijo Coca-Cola alguna vez en una de sus campañas ¡Volvámonos locos! Dejemos de preocuparnos y angustiarnos por todo lo que pasará y lo que dirán, no hay que tomar la vida tan en serio porque es realmente divertida, sólo tienes que animarte a ver ese lado, gritar, sonreír, jugar, besar y ser feliz.

El mundo necesita de más locos felices que cuerdos amargados...


Escrito por: Sue FC

viernes, 9 de octubre de 2015

DISERTACIONES: INVERSIONES DE HOMBRES

Hoy platicaba con un hombre… o algo así porque en realidad nos enviábamos mensajes, pero en los albores de este siglo digamos que eso puede ser tomado como una charla, en fin, aún no tengo el gusto de conocer su olor ni él de mirar de cerca mis encantadores ojos, y me sugirió que escribiera sobre la inversión que hace un hombre para llevarse a la cama a una mujer.

Después de muchas interpelaciones de mi parte, mi nuevo amigo argumentaba que los hombres tienen que invertir dinero para acostarse con una mujer, porque deben de gastar en invitaciones al cine, a tomar café, la gasolina de los traslados, regalos, flores, tarjetas, copas, comidas, cenas, el cuarto de hotel, etc. o en su defecto pagar por un servicio más profesional y en forma.


Finalmente, además de entender que posiblemente esa sea la razón de que a mi hijo no hay dinero que le alcance, le contesté que dependía de las mujeres con las que él estaba acostumbrado a socializar. Entonces me preguntó ¿Dime cuanto invierte un hombre para que tú te vayas con él a la cama?

Por supuesto lo primero que pensé fue en que soy de sueño fácil y basta con el aburrimiento que me causan muchos de ellos para que prefiera dormir antes que seguir escuchándolos… pero no se refería a eso, sino a tener un encuentro sexoso; tras reflexionar durante casi tres segundos concluí contundentemente que requieren ser inteligentes, divertidos y buenos besadores, es decir que me convenzan que el escenario será atractivo para mi intelecto además de prometedor para mis sentidos.

Quizá mi respuesta representó un alivio para los planes financieros de mi amigo, pero su postura me hizo reflexionar acerca de la veracidad de su dicho. A lo largo de mi vida he conocido a muchas mujeres que quizá encuadren en el perfil, que están acostumbradas a salir con hombres que aunque tengan cara de Gremlín y sean más aburridos que una ostra cuadrapléjica, tienen un buen nivel adquisitivo.

Pero sucede lo mismo con algunas mujeres que pagan todo cuando salen con un hombre, sin mayor espanto, ellas se hacen cargo de solventar los tragos, las entradas al cine, las palomitas, la cena, etc. mientras que el sujeto les retribuye con besos y abrazos, y en algunas ocasiones ni eso, porque cada día se conocen más casos de mujeres que además de mantener al sujeto, reciben como recompensa una dosis de golpes y patadas. En este sentido podría decir que difícilmente una chica retribuye las atenciones con pellizcos y escupitajos, lo cual sería grosero pero divertido.

En conclusión podría decirse que en esta viña del señor hay de todo. Sin embargo, yo sugiero que lo mejor sería que nadie invirtiera, al menos dinero, para tener una cita de juegos. Muchas de las mujeres que conozco prefieren una plática inteligente que un oso de peluche o un mensaje cariñoso en lugar de una caja de chocolates que además las hará engordar.

Estoy convencida que lo mejor de la vida es gratis, y por supuesto el sexo forma parte de ello, entonces ¿porque las personas se esfuerzan en “cosificarlo”?, además de los condones y en el caso de los muy divertidos, los juguetes ingeniosos, el resto de los accesorios que se necesitan para un buen encuentro sexual son gratis… la madre naturaleza nos los regalo y por ahí decía un amigo, que si no se usan se echan a perder…

Escrito por: Lu Co

martes, 6 de octubre de 2015

DISERTACIONES: EL CALENTADOR UNE A LA FAMILIA o EL CALENTADOR MALDITO

(Basada en hechos reales)

Gracias al desarrollo tecnológico y a la urbanización que nos permite que todos los habitantes de las grandes ciudades contemos con servicios como drenaje, luz eléctrica y agua potable, nos hemos acostumbrados a vivir de cómodamente que olvidamos lo maravilloso que es abrir la llave y obtener agua potable, accionar el interruptor y que se prenda la luz, etc. Aunado a esto, la tecnología nos permite contar con un montón de aparatos eléctricos y electrodomésticos que nos facilitan aún más el existir.

Como casi toda familia que vive en la hermosa ciudad de México, la mía goza de los beneficios de las grandes urbes… sin embargo el departamento que habitamos sufre de una carencia que nos ha hecho la vida complicada… por alguna extraña razón que no podemos explicar, los calentadores de agua que instalamos en el departamento dejan de funcionar a la semana de haberlos comprado.


En algunas ocasiones hasta hemos pensado que pesa sobre nosotros una maldición o en el mejor de los casos que la vida intenta enseñarlos lo sano que es bañarse con agua fría, por aquello de la circulación sanguínea. Sin embargo, entretenidos y creativos como somos, la hora del baño se convirtió en una actividad familiar… en mi casa bañarse no es un acto privado, siempre hay alguien parado junto a la ventana haciendo los movimientos técnicos necesarios para que el calentador en turno al menos entibie el agua o a veces estamos los tres participando en la actividad y por supuesto divirtiéndonos como enanos.

Por ahí decía una frase publicitaria (¿o era una leyenda urbana?) que “la televisión une a la familia”. En mi perspectiva esto es tan falso como que “los niños y los borrachos siempre dicen la verdad”, toda vez que cuando una persona se planta frente al televisor se ensimisma, pierde la conexión con el mundo exterior y se concentra en el programa televisivo, aunque no sea su favorito. Es incapaz de comunicarse con nadie… me pregunto entonces ¿Dónde está la unión que predica la frase?

Quizá se refiere a que los miembros de la familia coinciden en el mismo espacio pero todos están tan concentrados o mudos que son incapaces de hacer una interrupción para cuestionar al otro al menos ¿Cómo estás? o ¿Cómo te fue hoy? En mi caso particular, desde que tengo hijos y no digo ojos, porque en la casa de mi familia si se atontan viendo la televisión a la hora de la comida, nunca he colocado un artefacto electrónico que distraiga nuestra atención. Justo es el momento, junto con la hora del baño, que aprovechamos para ponernos al día de nuestras vidas.


No creo que sea necesario tener un calentador poseído por un espíritu del mal para tener un momento de convivencia familiar, pero si estoy convencida que es indispensable que todos le dediquemos tiempo a fortalecer el cariño y los vínculos que nos unen con nuestros compañeros de aventuras; con las únicas personas con las que contaremos siempre, los verdaderos incondicionales que están con nosotros cuando nos rompen el corazón o se nos enfría el agua…

Escrito por: Lu Co

lunes, 5 de octubre de 2015

¿Realmente estamos solos?

Eric Fromm dijo que naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo, lo que me lleva a preguntarme si ¿realmente estamos solos?

Hace no mucho encontré una frase que me hizo dudar de mi primera respuesta ante dicha pregunta, esta decía así:

“Antes del sexo cada uno ayuda a desvestir al otro, después uno se viste solo. 
Moraleja: En la vida nadie te ayuda después de que te cogieron”


A los pocos segundos de terminar de leer la frase mi mente explotó, por supuesto que mi cerebro se puso a repasar de manera automática todas esas veces que jugué con alguien, intentando recordar si alguna vez alguno me ayudó o yo a él, y efectivamente no fue así, en muchas ocasiones ambos nos vestíamos rápidamente, cada uno por su lado y acto seguido nos íbamos cada quien para su casa o en el mejor de los casos nos acostábamos a ver una película. Con el tiempo llegaron nuevas personas a mi vida con las que quizá ya no había prisa por vestirnos y podíamos permanecer con los dedos entrelazados por un rato pero eso de ayudar a vestir nunca pasó por la mente de ninguno.

La cosa no terminó ahí, porque mi cerebro siguió repasando momentos telenovelescos que para ser sincera, no sabe si realmente pasaron, los leyó o alguien le contó, pero vinieron cientos de ejemplos que encajaban con la frase, por ejemplo, en los trabajos que te explotan hasta no poder más con un sueldo poco equitativo, o en un proyecto que cuando se acaba dicen adiós sin antes dar las gracias, o en las escuelas que una vez que terminaste de pagar no te ayudan a buscar empleo dentro de su bolsa de trabajo, ¿y qué me dicen de los bancos? Que están buenos para estar cobrando desde las 7 de la mañana e intentar sacarte hasta el último centavo para pagar una deuda pero no fuera que andas en crisis porque ni pío dicen, o ¿Qué hay de esos “amigos”? que cuando necesitan algo hasta te ponen un altar pero que no sea al revés porque entonces ni sus luces…

Todos esos ejemplos (y algunos más) hicieron que mi ánimo decayera por unos minutos hasta que una lucecita se encendió dentro de mí y subió hasta mi cabeza, en el proyector  de memoria se colocaron cientos de recuerdos dispuestos a combatir a capa y espada a esa frase para demostrarme que la respuesta a la pregunta mencionada en un inicio es NO, no estamos solos, existimos (y si, me incluyo) cientos sino es que miles de personas dispuestas a dar una mano amiga siempre sin importar las circunstancias, a prestar un pañuelo, ofrecer un abrazo, regalar una sonrisa, decir una palabra de aliento o lo que se requiera para que la otra persona no este sola.

Respecto a la frase de Eric Fromm, estoy en completo desacuerdo, porque no nací sola, fui un producto hecho a base de cariño, y al momento de salir al mundo fui recibida con sonrisas, abrazos, muchos besos y quizá una que otra lágrima; y estoy más que convencida que cuando llegué el momento de partir, tendré tendida esa misma mano que me recibió, dispuesta a ayudarme a dar el siguiente paso.



Escrito por: Sue FC

viernes, 2 de octubre de 2015

DISERTACIONES: ¿FRESA O CHOCOLATE?

En la vida de las personas siempre llega el momento de tomar una decisión importante, para las mujeres y yo creo que para los hombres también, es determinante elegir a su “pareja de vida”… ¡Dios mío! ¿Cómo elegirla? ¿Cómo saber que la persona que tenemos enfrente es la mejor para nosotros, la que sumará y no restará en nuestra experiencia vital?

La mayoría de las personas se arriesgan y toman una decisión, creo que en muchas ocasiones no es la correcta, pero las circunstancias los llevan a elegir, la presión de la soledad y los índices de fuego influyen para que algunos seres humanos digan “ésta” quizá sin conocer del todo a la contraparte.

En mi experiencia, cuando se trata de escoger a un hombre, puedo decir que generalmente los elegidos cuentan con una característica fundamental…la disponibilidad, siempre están ahí, por momentos parece que no tienen nada mejor que hacer que asistirnos, acompañarnos, cuidarnos, resolver los peros que se nos ocurran, etc…

Pero en el caso de los hombres, ¿me pregunto si es igual? ¿Será que siempre elijan a la más disponible? La leyenda urbana dice que NO, que los hombres aplican la teoría inversa y prefieren a las mujeres “difíciles”, a aquellas que antes de escuchar la petición dicen que NO y desdeñan a las mujeres de buena disposición tachándolas de zorras ¿Será que tanta afabilidad es sospechosa? ¿O creen que así son con todos y que su apodo de “tabla del uno” es por lo fáciles que son?

Existe también por ahí una tercera categoría… son las personas que no andan por ahí esperando ser elegidas y son muy inquietas para conformarse con uno. Son aquellos seres que cuando les preguntan ¿De fresa o chocolate? Eligen de fresa con chocolate y además prueban todos los sabores de la heladería, a pesar de que algunos no se les antojen, pero simplemente quieren saber cuál es su sabor, a veces sin importar el aspecto.

Yo sé que a algunas personas esta posición les parece “moralmente cuestionable”, pero ¿Qué tiene de malo probar todos los sabores? ¿Cómo saber si no les gusta el helado de chicozapote si nunca lo han probado? ¿Qué tal si su hit podría ser el sabor guayaba y toda su vida creyeron que su preferido era el chocolate, nada más porque desde pequeños los acostumbraron y era el que siempre pedían?

A  las buenas mujeres que hay por ahí convencidas de que lo suyo es la fresa, las invito a que se den la oportunidad de probar varios sabores antes de elegir ¿Cuántos? Pues ni más ni menos que todos los que se les antojen y los que no se vean tan sabrosos, denles una oportunidad, quizá tenga un centro líquido que les acomode muy bien y les encante!!!



P.D: Y si de sexo se trata, no lo piensen más y pónganle chantilly.

Escrito por: Lu Co

jueves, 1 de octubre de 2015

Un mundo raro

Los últimos días mis ojitos han estado más atentos ante el mundo en el que vivo, que posiblemente siempre ha sido así desde que nací pero no había prestado la suficiente atención y ¿saben algo? Vivo en un mundo raro, pero no como el que describe José Alfredo Jiménez donde no sabe de dolor que triunfe sobre el amor, yo vivo en un mundo que está completamente de cabeza…

Vivo en un mundo en el que el peatón le cede el paso a los automóviles, ellos esperan “pacientemente” a que no venga otro conductor que deba pasar y entonces cruza la calle o avenida, no importa si es un paso peatonal o si el semáforo está en rojo, el conductor aparentemente tiene preferencia, pero de vez en cuando el peatón tiene suerte y se topa con algún automovilista decente que sabe que no es así y le permite pasar primero.

Donde el carril de alta velocidad y para revasar es el derecho, porque los NECI (ver artículo sobre ellos) no ceden ni tantito, su argumento es que la velocidad permitida es “equis”  (a la que ellos vayan), y claro tienen un punto a su favor pero ¿por qué no ir a la velocidad que quieran en el carril derecho?

Un mundo en el que los policías de tránsito más que ayudar a que haya  flujo vehicular, estorban, manipulan los semáforos como creen conveniente sin mirar más allá de sus narices, y para colmo en las nuevas reglas de tránsito está prohibido que te metas con ellos, pero eso si cuando hay caos porque un semáforo no sirve ellos son los últimos en enterarse y por ende ayudar, primero llegan los limpiaparabrisas a dirigir el tránsito que ellos.

Vivo en un mundo donde “todos somos la víctima” pero no sabemos realmente la historia completa ni vemos la otra cara de la moneda, o donde nos indignamos por algún acontecimiento injusto pero no hacemos más que grabar con el celular y subir un video a las redes sociales donde seguramente quien lo vea estará igual de indignado pero no hará nada al respecto salvo darle like al video.

Que se rige por el código de vestimenta, en el que mientras más cara la envoltura más respetado eres, mejor te tratan y hasta preferencias tienes; que se fija más en cómo te ves que como eres, le resta importancia al talento pero le aumenta en la cartera y el apellido que representas, donde las palancas tienen más peso que los estudios y el conocimiento o las ganas por aprender y crecer.

Un mundo en el que la comida contiene un montón de químicos y un jabón tiene avena, miel y vitaminas; donde se abren cientos de restaurantes de comida rápida pero pocos (si no es que ninguno) ofrece algo balanceado y nutritivo, por algo los índices de obesidad no dejan de crecer, pero cuando ponen una reforma que regule la venta de comida chatarra en las escuelas la gente hace marchas como si hubieran matado a Chester Chetos.

Vivo en un mundo en el que está mal que las personas homosexuales demuestren su amor en público, se casen o adopten, pero nadie dice nada ante un padre alcohólico y golpeador o una madre desobligada y ausente, porque al menos así los niños tienen figuras familiares “normales”.

Donde se presume la adquisición del último gadget a un nuevo libro, admiran más las cientos de tonterías que tiene tu nuevo juguete que lo que tienes en la cabeza; se maravillan con una nueva película sin saber que 10 años antes existió un libro en el que se inventó la historia la cual es mucho más rica en contenido y descripciones pero la imaginación de muchos no da para más.

Un mundo en el que puedes olvidarte hasta del cumpleaños de tu mamá pero no del celular porque ese aparatito tiene tu vida entera; las horas familiares están siendo diezmadas por miles de nuevos inventos que en lugar de acercar unos a otros lo alejan más y más; la gente cada vez tiene más comodidades que le facilitan la vida y lo vuelven más inútil.

Vivo en un mundo donde ya nadie juega bajo la lluvia ni hace barquitos de papel y los libera en un “mini río” que se hizo calle abajo, ahora uno corre aterrado como si fuera ácido lo que cayera del cielo; donde las áreas verdes están siendo eliminadas para darle paso a un nuevo centro comercial que todos esperan con ansias porque seguramente ahora tendrán un Starbucks más cerca de su hogar.

Definitivamente vivo en un mundo que está de cabeza, pero les diré un secreto … he aprendido a pararme de manos



Escrito por: Sue FC