Al ponerme a reflexionar sobre este concepto, recordé a las amigas que he hecho a lo largo de mi vida y caí en cuenta que la gran mayoría de ellas son turistas emocionales, les he conocido a diferentes novios de quien juran estar perdidamente enamoradas y poco después terminan porque no eran lo que ellas buscaban, están decididas en tomarse su tiempo para reflexionar lo que quieren en su vida, pero no pasan ni dos minutos cuando se arrojan a los brazos del siguiente hombre que se cruza en su camino.
¿El resultado? Escucharlas por horas y horas quejarse de ese nuevo amor que no acaba por complacerlas, ya sea que no son detallistas, son enojones, celosos, posesivos, malos en la cama, etc. Y claro, como buena amiga que soy dejo que se desahoguen y expresen hasta que el coraje abandona su ser. En ocasiones terminan la relación, se deprimen por unos cuantos días hasta que el siguiente candidato llama a la puerta y volvemos a empezar, empacan sus penas y se mudan al nuevo corazón en cuestión.
Honestamente no acabo de comprender la necedad de mis amigas y el resto de los turistas emocionales, ¿qué ganas de estar con alguien a cómo de lugar? ¿la felicidad individual no es suficiente? ¿el amor propio no les basta? ¿se quieren tan poco que necesitan que alguien más les recuerde lo maravillosos que son?
En mi caso particular, fui criada bajo la premisa de dedicar mi vida a hacer feliz a una persona y enamorarme perdidamente de ella: Yo misma. Tengo la plena certeza de que si estoy a gusto conmigo, me amo y respeto, las otras personas lo harán sin que tenga que pedírselos o hacer algo a cambio.
No tengo nada en contra del amor y todas las cosas maravillosas que lo conllevan, pero eso de brincar de brazos en brazos o peor aún de corazón en corazón, no va conmigo. Por otro lado, estoy a favor de los viajes experimentales, donde el único objetivo es pasarla bien, conocer nuevos rincones y sensaciones, ¿será que soy una turista exploradora?
Escrito por: Sue FC ❤
No hay comentarios:
Publicar un comentario