Hace muchos años (no tantos…para no condenarme sola) nació una pequeña de apariencia común pero no corriente; he de decirles que vino al mundo sorprendida; tenía los ojos grandes y al parecer no entendía nada; tuve la fortuna de que me dedicará su primera mirada atenta y en ese momento supe que tendría que dar todas las explicaciones que no había dado en mi vida.
Con el paso de los días se acomodó al mundo, se sentó en su trono (que en ese momento era una sillita azul con figuras de animalitos en color rosa) y desde ahí empezó a gobernar su reino; por supuesto que tuvo la suerte de contar con varios servidores y una esclava personal.
Desde sus primeros tiempos, su vida se desarrolló rodeada de personajes mágicos, ardillas voladoras, niños aventureros, brujas malintencionadas y príncipes holgazanes. Para que se durmiera había que contarle una historia, para que comiera de igual manera, así como para vestirla, bañarla, pasear y cualquier otra actividad que requiriera de su buen ánimo; de lo contrario su negativa era absoluta, sus ojitos se inundaban y no se secaban hasta que atenta descubría que el cuento estaba empezando.
Una vez que su voluntad, así como sus brazos y piernas se hicieron fuertes, se desplazaba por toda la casa en un afán exploratorio y andaba por ahí balbuceando cualquier cantidad de palabras que se le venían a la cabeza, y que seguramente eran su última inspiración. Las muñecas, los muebles, las puertas, el piso y el techo eran el público cautivo de sus narraciones, que con el tiempo y una vez que descubrió a los libros, eran sustraídos de sus páginas.
No obstante que por toda imagen se observará una pelota, una casa o una manzana, ella contaba la vida y obra de cada una de ellas o hacía su propia adaptación de la historia que había escuchado mientras comía y la ajustaba para cualquier ocasión e incluso llegó a hacer su propia interpretación de la biblia en la que Adán, Moisés y Judas luchaban hombro con hombro contra la legión de duendes y cavernico-gárgolas que les impedían llegar a adorar al niño Jesús que había nacido muy cerca del metro Chapultepec.
La timidez debió haberla dejado entre las sábanas de su cuna, porque andaba por el mundo sin temor a contar todas sus ocurrencias a quien tuviera oídos para atenderla. Ya siendo una niña grande, como ella se autoproclamó, por ahí de los ocho años, empezó a sacarle jugo a sus habilidades de escritora, vendía poemas a cualquier niño despistado que quizá ni siquiera entendía que recibiría a cambio de los cinco pesos que tenía como presupuesto para el recreo.
Y así la adorable criatura creció, siempre sumergida entre cuentos e historias, haciendo de las letras sus mejores amigas. No hubo una tristeza o alegría que no acabarán plasmadas en palabras que se entrelazaban para contar lo que su corazón y su cabecita le dictaban, por supuesto ella siempre era la heroína y hasta he llegado a creer que nunca se percató de lo que los demás veían, porque su interpretación de la vida era mucho más interesante.
Por fin esta niña se hizo adulta, ¿A qué otra cosa más podía dedicar su vida? A nada que la hiciera tan feliz como contar la vida de los personajes que la acompañaban desde que abría un ojo hasta que se dormían después que ella.
¿El final de esta historia? No hay tal, seguramente y así lo espero, seguirá escribiendo; quizá se casará con uno de los tantos príncipes que desfilan por su vida y cumplirá el gustoso encargo de enseñarles a sus hijos toda la magia que no se ve en el mundo pero es real.
Y por cierto, les cuento… ¡POR FIN! (ta ta ta tan tan tan –trompetas-) alguien con una sabiduría infinita, buen gusto, fe en los nuevos escritores y mucha suerte por tenerla, se decidió a publicar su primer libro…”El Sabor de los Sueños”, es una historia absolutamente recomendable, muy entretenida, por supuesto que es de amor, misterio, acción y aventura, y lo más importante, lleva un pedacito del corazón de mi coescritora del blog… MI HIJA… (La niña de las letras)
P.D. Si ustedes son tan sabios como el editor, seguramente le darán una oportunidad, y casi puedo prometerles que su autora les escribirá una dedicatoria especial en su libro.
Escrito por: Lu Co
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