A mi edad, poco a poco he perdido la claridad del pasado, y aunque hay muchos estudios neurológicos que demuestran que cuando la memoria de las personas se va diluyendo, los recuerdos antiguos son los que se tienen más claros, es decir que nuestra cabecita loca no archiva lo reciente pero lo que ya tiene mucho tiempo que ocurrió ya está guardado y a salvo, hasta que las arcas del recuerdo se vacíen por completo (gracias a dios no a todos les pasa).
¿Y que tiene que ver esto con el precio del Pan Bimbo? Pues absolutamente nada. En mi caso hay eventos que tengo archivados con tanta claridad que parece que fue ayer sobre todo de los que he aprendido lecciones de conducta, sin embargo he conocido ¡cada caso! les contaré…
Había una vez una señora por ahí que no era lo que se dice precisamente santa y tenía el dedo índice de fuego más largo y fulgurante que he conocido, pero su acción y discurso no eran nada coherentes, pasó el tiempo y su salud se vino a menos cada día, hasta que llegó el momento de estar muy descompuesta y posteriormente perdió la razón por completo.
Pero años antes de su terrible desenlace, se dedicaba a agonizar por semanas, y justo cuando todos pensábamos que estaba por “chupar faros” nadaaaaaaa, como el ave fénix resurgía de las cenizas y a comenzar de nuevo, pero su vida estaba llena de mucho dolor y angustia.
En alguna ocasión que platicábamos, ella me aseguraba que por amor de dios ya se quería morir, y yo acomedida, mística e imprudente como soy, le recomendaba pedir perdón a todos los que había fastidiado en la vida, y ella muy segura de sí, me aseveraba que durante su existencia había sido casi una santa y que jamás causó daño a nadie. Yo no podía creer su nivel de inconsciencia o su doble moral hasta el final de su existencia.
Además de ella, recientemente he platicado con algunas personas de quienes conozco su historia de vida y no son para nada santos, sin embargo cuando llegamos a pasajes borrascosos y que les causan incomodidad, fingen que nunca pasaron o cuentan una versión subsanada de la historia en la que ellos son casi los héroes e incluso se ponen en el papel de las víctimas.
La experiencia universal nos indica que quien no conoce la historia está condenado a repetirla, entonces ¿será que quien borra su pasado oscuro cometerá los mismos errores y continuará fastidiando a los demás hasta su último suspiro? ¿Cómo es que hay gente en este planeta que con un tachón discursivo niegan todo lo que son?
En mi perspectiva no hay nada mejor para evolucionar en los temas espirituales que reconocer cuando nos equivocamos y en la medida de lo posible subsanarlo, al menos pedir perdón y jamás volver a comportarnos como salvajes insensibles. De verdad no nos quita nada y cuando tengamos que abandonar este planeta para reencarnar en otra cosa, con suerte podamos ser mariposas y no gusanos.
PD. NENA PERDÓN, TE PROMETO QUE NUNCA MÁS LO VUELVO A HACER.
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