jueves, 28 de enero de 2016

Pedacitos guardados

El fin de semana pasado escuchaba a mi mamá rezongar al darse cuenta que la señora que nos ayuda en la limpieza había roto uno de sus muñecos y lo había vuelto a poner en su lugar como si nada hubiera pasado, “¿Qué no sabe que no se deben guardar las cosas rotas”, la escuche decir, miré hacia mi cuarto preguntándome si tenía algo roto por ahí guardado que debía de tirar…

Aparentemente nada roto saltó a la vista salvo unos jeans que fueron testigos de una caída al salir de un bar, después de meditarlo un poco, una vocecita gritó dentro de mí, no fue precisamente mi conciencia recordándome alguna tontería oculta, pero inmediatamente vino a mi mente una de mis posesiones más valiosas, que debo admitirlo, la he guardado más de una vez hecha pedazos, teniendo la seguridad que con el tiempo podré repararlo o encontraré a alguien que sepa como pegar cada pieza, por si aún no lo deducen me refiero a mi corazón.

¿Cuántos de ustedes han pasado por lo mismo? ¿Cuántas veces tomamos ese corazón destrozado e intentamos repararlo hasta con chicles para que vuelva a funcionar lo antes posible? O peor aún ¿cuántas veces se lo damos a alguien inmediatamente después de que se rompió con la esperanza de que haga un par de trucos de magia y lo deje como nuevo, pero al darnos cuenta de que no podrá se lo arrebatamos de golpe?

Creo que el corazón efectivamente tiene la capacidad de sanar, sin prisas, tomándose su tiempo para volver a acomodar cada pieza en su lugar y una de las maneras más efectivas, es dejar que toda la basura y las tristezas salgan de él, de otro modo se quedarán dentro, no podrá sanarse por completo y ante el primer recuerdo de un amor pasado este volverá a romperse.

La frase que mi mamá dijo esa mañana me hizo recordar todas esas veces que lo he guardado bajo llave, sin derramar una lágrima, negando que algo se rompió y aferrándome a la idea que si no lo creo no es real, pero lo cierto es que esos instantes de debilidad aparecen cuando menos me lo espero y sin decir agua va, mi mente se llena de momentos del pasado en los que fui sumamente feliz con ese alguien especial, ocasionando que mi estómago se contraiga, la garganta se cierre y me sienta la mujer abandonada del circo con montones de gatos como única compañía.

Sé que es imposible ser lastimada, que toda acción trae su consecuencia, y tengo perfectamente claro que no dejaré de adentrarme en los misterios del romance aunque eso implique la posibilidad de resultar herida.

Creo que únicamente tengo aprender a no guardar las cosas rotas, especialmente aquellas que tienen un valor extra, no es malo estar triste ni tener el corazón roto, lo malo es querer delegar a alguien más la responsabilidad de sanarlo, cuando es algo que solo nos compete a nosotros mismos, a su debido tiempo estará como nuevo, preparado para entregarse por completo a quien crea que lo merece.


Escrito por: Sue FC

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